jueves, 28 de junio de 2007

TEXTOS EN LA HORA

A raíz de los miércoles de poesía que se arman en la librería Sophos, el suplemento cultural La Hora se ha dedicado a publicar algunos de los poemas que allí se leen. Un esfuerzo conjunto de Claudia Navas y León Aguilera, ambos escritores muy interesantes de esta generación literaria guatemalteca. En el siguiente link se encuentran algunos de mis poemas a la par de otro buen amigo, Alan Mills. El siguiente vínculo es del portal, pero tienen que meterse al canal que se llama Secciones, luego en Farándula y allí aparece el tema titulado Ladridos Sin Frontera. Revisen y comenten.

http://lahora.com.gt/v1/main.php

martes, 26 de junio de 2007

EL DESEMPLEO

Forzadamente me encuentro desempleado. En espera de empezar un proyecto nuevo del cual aun no liberan la plata. Para mientras me dedico a vagar en la zona uno, hacer una que otra consultoría pagadera para la siguiente muerte de obispo.
Miro películas piratas y fui arrastrado a eso gracias al cine y su anuncio cutre en contra de la piratería, donde explotan la ternura de dos críos que hablan de su papá chafa; y del otro donde un colegial dice que compró un exámen. Si esos hijos de puta me siguen adoctrinando, pues que vayan al cine sus familiares.
Tener mucho tiempo entre manos es nocivamente adictivo. Leo mucho, bastante más que cuando me ocupo; escribo en cantidades y pienso. Principalmente pienso. En todas las cosas que uno deja de hacer por andar metido coleccionando sueldos y en la suave cotidianidad de ver pasar los días uno tras otro, como en la fila de los supermercados, unos tardan más que otros.
Sentarse en una plaza a leer un periódico popular, a encontrarle el sabor a Nuestro Diario y su fenomenal fotonovela, o a las caricaturas de Al Día. Ser parte de ese cuerpo hecho de muchos que deambula las calles esperando algún golpe de suerte o golpe de estado. Cualquier cosa tendrá que pasar, cualquiera.

lunes, 18 de junio de 2007

ESCRIBIR DE NUEVO

Es un aliento fresco esto de la poesía. Luego de meterme de cabeza en la narrativa, me di un descanso regresando a los poemas. Aquí les va uno.

a los amigos invisibles les da por comer
el mío prefiere los alimentos fritos con aceite y todo
pollo verduras y camarones manzanas panqués
y hasta el agua frita
está loco y su dieta lo demuestra
nos enfermaremos le digo pero devora todo
una pared y ya tenemos frío
los ritmos y las ganas de vivir
una vez se comió a los vagabundos y la ciudad fue triste sin sus hijos

todo
la memoria con pan blanco y mayonesa
latex en su corazón nada respeta
se indigesta pero su hambre es hermosa resplandece
y me da ternura cuando pide de comer
es un tipo mi amigo invisible

ayer desperté sin recordar una palabra
y me confesó que se la sirvió en una cama de lechuga
a media noche y sin mi permiso

pero que no me preocupara
que tarde o temprano voy a olvidarlo todo
hasta de mirarme y yo también seré invisible
y entenderé el vacío cuando mire al mundo
y nadie me sepa

CONVERSACIÓN EN EL TAXI

Mi carro vuelve al mecánico y ni modo, al taxi de nuevo. Me subo a uno en el parque Centenario y el tipo empieza a despotricar contra el clima y que su esposa lo mandó al cuerno con eso del día del padre.
Que estaba harto de ella y que por eso tenía casera, como tantos otros buenos hombres de este planeta, no soportaba a la oficial y le tocó buscar a la suplente que le soportaba todo, hasta que estuviera casado. Lo vestía y calzaba, según sus palabras.
Su discurso duró hasta mi destino. Nos hicimos amigos en la desgracia y yo también le conté un par de tribulaciones. Espera que gane la UNE para conseguir trabajo de guarura de nuevo, bajo el ala de Colóm. Cree en la política porque no tiene otra. Le gusta el rock clásico, Lynyrd Skynyrd.

jueves, 14 de junio de 2007

MADUREZ EN CIERNES

Jugamos con Pablo José en la calle. A los Jedis y al futbol y a volar. Estamos en su casa, lejos de la ciudad y una bella vista se dispone frente a nosotros. Algunas vacas esperan a la niebla debajo de un árbol y las colinas verdes hacen circular un viento frío, refrescante, de invierno y lluvia.
Hay una construcción algunos metros debajo, se levanta un nuevo condominio y los trabajadores toman café frente a un improvisado fuego. Entre ellos dos ojos nos miran, los únicos del grupo, negros y aindiados.
Mira la espada Jedi que se ilumina gracias a las baterías. No sé si la desea o simplemente le atrae el aparato - juguete ese. Es un niño apenas en el umbral de la pubertad y se dedica a la albañilería, oficio tan necesario en estas latitudes, menospreciado y duro.
Seguramente truncó sus estudios, el pequeño trabajador. Será unos cuatro años más grande que mi Pablo José, pero le adivino las manos de hombre, inclusive más ásperas que las mías. Se me ocurre invitarlo a departir los últimos alientos de una niñez dura, antes que siga conviertiéndose en un tipo igual de duro, abyecto y bueno, como otros albañiles que he conocido.

martes, 12 de junio de 2007

SOBRE LA POESÍA: LABORIOSIDAD

Si se trata de llenar el vaso de un solo, se rebalsa. Por eso es que el primer borrador, los bocios primigenios, deben madurar. Añejarse en el vientre y dibujar cada verso hasta su versión final.
Algunos hablan de la alfarería en el poema. No importa, lenguaje es lenguaje, la poesía es lenguaje altamente desarrollado y muestra situaciones comunes en la historia de los hombres. Por eso sus temas no cambian desde Homero, pero si las aproximaciones, que es lo hermoso de todo esto.
Para que una aproximación caiga, una nueva voz, debe ser trabajada incansablemente. Cada poema es un trozo de historia. Allí la labor del poeta, no mentir. Cualquiera puede ejercer la poesía como primer acercamiento al arte, porque su lenguaje es conocido: el de las metáforas. Y así piensa nuestra especie, la humana.El que se queda y se deslumbra por ese animal de palabras, seguirá buscando desviar sus ritmos hacia lo propio. De nada sirve escribir igual a otros, el fin es encontrar un camino de expresión único, construido de muchos. Allí la laboriosidad de la palabra poeta.

VOLVIENDO SOBRE LOS PASOS

Gracias a este espacio he podido retomar contacto con algunos de los amigos perdidos hace años. Cuando era estudiante de colegio. Memo Cleaves, uno de mis cómplices de aquel entonces, me escribe abajo (SOBRE LAS MASCOTAS) sobre un profesor, el de artes plásticas, que le llamábamos indolentemente Iguanón y que a partir de eso armamos un árbol genealógico que le unía directamente con el Tiranosaurio. Años de risas y creatividad.
El sábado pasado, luego de la inauguración de Tarzán López, la más reciente muestra de la familia Permuth en Antigua Guatemala (escribiré sobre esto luego), fuimos a tomar cerveza a La Sala. Allí estaba Ico Aguilar, un amigo que se dedicó a la publicidad y producciones audiovisuales por mucho tiempo.
Ahora es chef y trabaja en un hotel que no recuerdo el nombre pero que averiguaré luego, y dejó su profesión anterior porque lo que le gusta es cocinar. Felicitaciones. Después terminamos en uno de los famosos after parties de Antigua, donde por falta de efectivo tuvimos que declinar. Afuera no nos devolvieron en dinero del parqueo y terminé partiéndole la cara al cuida carros; todo en memoria de los años de colegio y las peleas. Lo que había olvidado era qué tanto se hinchan los nudillos luego de una refriega. Bendita providencia, volvía a salir intacto.

sábado, 9 de junio de 2007

SOBRE LA POESÍA: LA OBSESIÓN

Se hace porque se hace. No hay salida. Necesidad irrefrenable. Adicción. Los poetas más descollantes han sido los obsesos. No puedo imaginar a Fernando Pessoa sin sus multiplicidades, los otros yos.
Todo el simbolismo francés por ejemplo. Roque Dalton, por acá, Jorge Teillier por allá. Mi máxima Wislawa Szymborska. La obsesión, lastimosamente, no se puede replicar; es una condición humana muy particular, enfermedad del creador. Tomen de ejemplo al Génesis, ¿a qué ser se le ocurre detallar tanto un proceso, una obra? Y me refiero tanto como al personaje Dios como al incógnito escritor que hizo la historia.
El torrente de palabras sale y se dispersa, se organiza en versos y las mareas llegan a los lectores. Para nuestro beneficio y el de la poesía. La literatura humaniza, tanto que nos gusta creer que los perros tienen sentimientos. O que podemos cambiar.

viernes, 8 de junio de 2007

SOBRE LA POESÍA: EL RITMO

Hablar de ritmo es hablar de poesía y visceversa. Me comentan dos amigos en el texto anterior que sí hay un rompimiento al momento de llevar al plano oral el poema. Es una tara para muchos de nosotros.
Sus raices están vinculadas al lenguaje, hábitos de lectura mal habidos, mucho silencio de niño. Aparte es el hecho performático de subirse e hilar verso tras verso para lograr transmitir un poema equis, creo (corrigiéndome) que existen partes iguales en el proceso: hay poetas en comunión con su poema y otros que no. Sencillo, cada uno se aproxima al fenómeno de diferente manera.
Ejemplifica Andrómeda en su comentario con Jaime Sabines, es cierto, él sí sabe leer muy bien sus poemas y suenan maravilloso. Sucede igual con Benedetti. No así con Pablo Neruda que parece alfil recitando una pena de muerte.
Pero el ritmo queda puesto entre las consonantes, vocales y silencios que construyen un poema. Está para ser descubierto y dictar los mapas con que será encontrará la poesía. Si un texto lírico funciona, así será para siempre.

jueves, 7 de junio de 2007

SOBRE LA POESÍA: LA INTIMIDAD

Pues la actividad de ayer se desarrolló sin menores inconvenientes pero con varias reflexiones. Los solidarios de siempre y colegas escritores, algunos clientes de Sophos que andaban por allí y mucha broma entre todos. Algunas cervezas.
El asunto de todo esto radica en la pérdida del intimismo a la hora de las lecturas. Lo acepto, me cuesta copiar el ritmo poético de la palabra escrita y llevarlo a un plano verbal. Traducción: no sé leer mis poemas en público.
Y creo que sucede con todos. Leer poesía no es lo mismo que escucharla, cada lector tiene su propio ritmo, creado a partir de sus mareas interiores, por lo tanto es difícil (a mi criterio, la mayoría) de lograr engranar ritmo del autor con el escucha. Todo lo contrario cuando se lee.
Esto sucede a nivel personal, porque también hay poetas que leen muy bien sus textos, conozco a varios que lo hacen. Pero sobre todo, es innegable el intimismo que requiere la poesía para transmitir el mensaje. El poema debe ser eso: una intersección.

lunes, 4 de junio de 2007

ESTE MIÉRCOLES 6 DE JUNIO

Me invitaron a compartir escenario con Carlos Cabrera, abogado y poeta. Básicamente el asunto es que vamos a leer algunos poemas publicados y otros recién horneados; y luego, hablaremos sobre el asunto de la creación lírica y el oficio detrás de la poesía.
¿Por qué nosotros? Ni idea. Hay que preguntarle a Gabriela Navassi, organizadora y cabeza detrás de la agenda cultural de la librería Sophos, lugar donde se llevará a cabo la actividad. La dirección es Avenida Reforma 13-89, zona 10, e inicia a las 18:30 horas.
A veces las actividades de este tipo empiezan a redundar en sí mismas y se para descubriendo el agua azucarada. Pero en el ínterin aparecen pistas, ciertos deslumbres que marcan el camino de la literatura. Lo sé porque he sido testigo de muchas otras lecturas y foros.
Así que si quieren divertirse un poco y encontrar refugio del tráfico citadino por una hora, pues están cordialmente invitados a acompañarnos a un café, cerveza, té, naranjada, caldo de hongos (ahora que empezaron las lluvias aparecen los San Isidros) o simplemente a mirarnos las carotas. Nos vemos.

FIEBRE

La salud merma conforme los años. Recuerdo que de niño, al inicio de la temporada lluviosa, aparecían los mocos que me acompañaban hasta octubre. De adolescente fue mejor, porque ya solamente me enfermaba dos veces por año y siempre de gripe benigna que jamás me evitó pisar una cancha de básquet.
En mis veintes, esto se redujo a una vez al año y por una semana. El resto de meses los pasaba con una salud de caballo envidiable. Luego, a partir de los 26 años, el peso de las parrandas, desvelos y malas comidas (estúpidas réplicas de malditismo), empezaron a perforarme la panza.
Ahora a los 31 ya me da gripe tres veces por año y padezco de acidez. Anoche tuve fiebre y aluciné (ninguna droga golpea tan fuerte como una subida de grados Celsius) y soñé con cosas olvidadas y otras que espero jamás ocurran. Recuerdo haberme visto correteando en una cancha, solitario y botando la pelota de cuero impasible, una vez y otra. De arriba abajo, sin novedad.
Mascullando las palabras de un discurso fenomenal, El poeta y su mundo, de Wisława Szymborska, mientras pensaba que era cierto. Martillaba los brazos, apuntaba y el tiro hacía un arco perfecto y entraba en el aro. Éramos el mundo y yo y un discurso fenomenal.

viernes, 1 de junio de 2007

EL DESEO

Aparte del picor carnal que todos sentimos eventualmente (bueno, unos más que otros), encontré otra forma que funciona como tal. Caminaba por la Plaza de la Constitución y escuché a una mujer que gritaba apasionadamente. Como buen shute, me acerqué al corro.
Una piedrera (adicta al crack) se dirigía en tremendo discurso a la fachada del Palacio Nacional de la Cultura. Exigía comida, sudaderos para el frío y un buen pedazo de plástico para cubrirse en este invierno. Nada nuevo.
Pero el punto de quiebra fue cuando justifica todo eso porque no se sentía en condiciones de hacer el amor con su marido, un esperpento que se sostenía de sus rodillas como si pendiera de un precipicio. Vaya imagen.
Porque si tuviera al menos sus exigencias cubiertas, podrían dedicarse al apareo en cualquier dintel de comercio del Centro Histórico, porque inclusive ellos también merecen un poco de amor y tienen derecho al deseo. Vaya política, dije para mis adentros, hasta la fecha ha sido mejor discurso que he escuchado en año electoral.