lunes, 25 de abril de 2011

SOY UNA MÁQUINA DE ESCRIBIR


Abro una cerveza y pienso que he estado escribiendo mucho. Tenía más de seis años desde que dejé el periodismo de oficio de no pasar horas sentado craneando un texto. Este último mes ha sido cosa dura retomar el ejercicio de ensayista y periodista, disciplinas que se me traslapan cada vez más si me lo preguntan.

Pero ese híbrido ha funcionado. Terminé un encendido artículo sobre la situación sociopolítica nacional para una amiga en Budapest, sobre la patraña del asistencialismo estatal y cómo logra sus fines propagandísticos escudados en la inmediatez de la ayuda. El discurso polarizante de un bando y otro, y sus constantes ataques, que se apalean en mitines o se lanzan tarascadas desde las vitrinas periodísticas. Este texto en su totalidad no puedo compartirlo - no ha sido publicado por mi contratista - pero sí comentarlo y ahora que lo pienso, me da hueva hacerlo.

Un trabajo que me gustó mucho llevar a cabo, fue una aproximación a la vida de Charles Bukowski para la revista cultural Luna Park, dirigida por la excelsa Vania Vargas. Era escribir algo sobre uno de los autores más famosos de los últimos años en Guatemala, como lo ha sido este poeta más imitado que leído. Pueden ver el texto en el siguiente vínculo Todo huele a Bukowski.

Otros para Siglo 21 (que ahora que me recuerdo, no he cobrado...) , uno para un pequeño diario de Vermont. Una reseña literaria para una novela rock en Antigua, un reportaje sobre los tuctucs para Italia y una crítica de un fanzine en Bilbao.

Soy un escritor lento en muchos aspectos. No puedo publicar nada sin antes leerlo muchas veces, especialmente cuando se trata de ensayos o de mi obra, particularmente. Me cuesta asimilar los hechos y tengo que buscarle distancia a lo sucedido para encontrarle lugar en lo que esté escribiendo en ese instante. Seré un hombre de poca obra, un escritor selecto. Un haragán.

Cosa contraria me sucede con el blog, que publico de primera intención y sin confabular perfecciones, informaciones, ortografías o sintaxis. Es como he dicho siempre, mi libreta de ejercicios, el gimnasio literario.

Pero bueno, ¿en qué estaba? Ah sí, que escribo lentamente. O es mejor decirlo, cada vez me gusta menos escribir y sí leer. Vaya cosa el ego que cuando escribo solamente me leo a mí mismo y me gusto más que nadie. Pero, osadías del bipolarismo - supongo - ahora me odio y prefiero la literatura ajena.

Eso deriva en un problema de grandes proporciones a mi persona que me encuentro escéptico al planeta y nada me afecta. Posiblemente se deba a una sobredosis de determinismo de la marca Michel Houellebecq que me ha hecho inmune al enojo y más cerca a sabio. Leerlo ilumina, olviden esa filosofía sociobarata y búsquenlo.

Antes despotricaba hasta contra las moscas volando, pero ahora miro los acontecimientos con el halo del verdadero observador: el mundo está aquí para ser mundo. No puedo hacer nada para cambiarlo y realmente, me está yendo muy bien así, para querer hacerlo.

Les heredo las rabietas. Enójense por mí que en este momento, escribo y eso es más importante que nada. Por ejemplo, que hoy se haya cerrado la última fábrica de máquinas de escribir del mundo. Siento como si hubiera conocido a Beethoven y se me haya muerto en brazos, esto es importante pero no sé qué tanto. Eso sí, me dio tristeza la noticia... por eso, abro la segunda cerveza de esta noche que se avecina larga, larga...

5 comentarios:

Prado dijo...

Tus últimos textos, están pasados. Genial. Saludos pue.

Mariana dijo...

El gimnasio intelectual te va bien. Un placer leerte -después de varias horas en un libro de medicina- como siempre. Un abrazo.

Juan Pablo Dardón dijo...

Saludos chicos, extraño tomarme algo con ustedes, ya es hora de juntarnos y reírnos de los demás.

Mariana dijo...

Yo me apunto para la junta. Pongámosle lugar y hora pue´. Mirá que me debes la junta para el update y habías dicho que luego de la semana santa. Nos deberíamos de fugar - en masa- para la casa de Ati, así los "demás" de los que nos vamos a reír no se enteran jajajajaja. Un abrazo.

Duffboy dijo...

Si el blog es tu ejercicio, quién es tu coach, maestro? Los profes de educación física son personajes de por sí. :)

Alguna vez un cuate del colegio, cansado de que lo estuvieran jodiendo, lanzó la máquina de escribir que tenía en su escritorio. Por suerte no le dio a nadie... hubiera sido recibir todo el poder de las letras.