martes, 7 de mayo de 2013

LOS REBELDES DE LA PARANOIA


¿Le han roto el corazón? ¿No aguanta el tráfico? ¿Su equipo de Liga Española no gana nada? Estos problemas de la vida moderna no tienen comparación; son una niñada, al medirlo con algo determinante en la vida moderna: conseguir un taxi de noche en día de pago, Día de la Secretaria, o concierto de alguna telefónica.

En países más desarrollados el transporte público es una panacea, donde a través de la noche y bien entrada la madrugada usted puede ir colgado del tubo del metro como si fuera saco en huracán, que llegará sano y salvo a su casa.

Luego de dar, claro, tres vueltas a la línea completa, en lo que entiende que ha llegado a su parada y deja de hablar, digamos, con el póster de la chica Palmolive y busca en las bolsas de su chaqueta los lentes que lleva puestos.

En Guatemala la cosa se complica un poco. No hay transporte público decente, y arriesgarse a tomarlo estando tomado es casi una sentencia de muerte, ya que los frenazos, arrancones y cruces violentos de los cafres que pilotan dichas unidades ofrecen la sensación de estar adentro de una lavadora. Ahí la razón por la cual encuentra tanto vómito dentro de las unidades.

Una práctica solución para irse de parranda y no verse involucrado en un incidente automovilístico o caer en las fauces de las mordidas de la PNC, es el taxi.

Yo solía tener un taxista, quien fue asesinado por Q150. En ese instante una familia se quedó sin proveedor; nació una viuda y un pequeño trabajador, con el crío que se hizo lavador de autos. Un asesino compró boleto al infierno por una paupérrima cantidad; el infierno de ser un perseguido por fantasmas.

La noche es, para aquellos que la utilizamos como cancha de juego, un gusto cada vez más exclusivo, más snob, menos socializante y más excluyente de la experiencia de salir a un bar a conocer gente nueva sin riesgo de ser víctima de algo. 

Aunque luego de leer esto último concluyo que ya lo somos todos, como nación, hemos sucumbido a la paranoia. Somos las víctimas dolientes de un sistema construido para la dominación y el miedo. Por eso la noche, ejercerla, es rebeldía, compañeros. Hasta la madrugada siempre, me calo la boina y digo salud.

2 comentarios:

Miss Trudy dijo...

Es imposible huir de la paranoia a todo nivel, pues lo infecta todo. No hay mas que como Nietszche nos dice, de cara a la muerte, vivir a la máxima intensidad nuestro más auténtico Yo.

Anónimo dijo...

Una sed de ilusiones infinita,
donde nacen y mueren las acciones que brillan,
en el tiempo que contempla un mundo hecho a medida,
no sólo del que siembra, sino del que es semilla.

http://youtu.be/6Sx31JMjHOQ

Precisamente eso es, una sátira, ante la errante situación de Guatemala.