viernes, 8 de febrero de 2008

AFEB: ZEPHAN "MUSCLE BOY" GRIBBLE


Al verlo mis libros aplaudieron. La vida de este niño está dictada por el arte de hacer dinero. Su padre, un entregado ilustrador de nombre André, vio en él buena parte de sus sueños realizados. "Puchis mi amor, qué niño tan lindo me diste", le dijo a esposa mientras lo contemplaba embelezado. Afortunadamente Zephan salió igualito a su madre.

Desde que nació se dedico con todas sus fuerzas a ser bebé. Y confome iba creciendo, a ser niño. La apacible vida hogareña de Zephan no será lo de él. La revista Men´s Health se cae de mi repisa para iluminarme: buscará algo más, algo más fuerte, más intenso: será fisicoculturista.

En varias competencias logrará lo que ningún otro deportista chapín: ser Mister Universo. Tendrá 10 años.

Así su futuro está signado por el deporte. Y los negocios, según la página 439 de esta edición de El Capital de Carlos Marx que consulto. Su prematuro éxito le llevará a formar su propia empresa y gimnasio para niños musculosos. Las franquicias se expanderán como el virus Tepezcoagatas (ejem, es que ustedes no lo saben, pero viene una nueva pandemia, según la copia del informe de gobierno de Óscar Berger que tengo bajo la almohada).

Construirá el primer rascacielos en Centroamérica y le comprará a su padre el Museo de Arte Moderno para que pueda disponer de él a su gusto, el cual será remodelado para contener varios bares, un gran tubo desde el techo hasta el sótano, donde estará ubicado el club para caballeros, sueño de muchos años de André (esto causará algunos problemitas en el matrimonio...) y algunas obras de Carlos Mérida serán usadas como mesas de billar, ajúa!

Zephan logrará sacar a Guatemala del charco en que está y llevará a Guate al Mundial al clonar, en sus laboratorios, a la selección brasileña. ASÍ SERÁ!

1 comentario:

thisisnotabloggerblog3 dijo...

Me preocupa un poco pensar que cuando mi hijo tenga diez años no voy a poder regañarlo sin temor a que me bote los dientes de un golpe (o me aplique una llave al cuello cada vez que lo obligue a hacer sus deberes). Pero me consuela saber que podré jubilarme a los 35 años y vivir de su fortuna.
Y sí, es cierto que por suerte jaló más de la mamá que del papá, pero si no fuera por mis genes jamás se le ocurriría lo del gimnasio, vaya.