viernes, 24 de agosto de 2007

LA HORA DEL CRIMEN

Estoy en Escuintla. Reaggetón, calor y una especie de llovizna muy de la costa. Hay algunos borrachos por la esquina, platican con los vendedores de discos piratas. Se carcajean. Las motos por acá son medio oficial de transporte. Dos chicas con uniforme de colegio se parquean enfrente de donde estoy leyendo el tríptico de Nueva York de Paul Auster. Comparo mentalmente qué me conviene más, si la morena imagen de la adolescencia exudando hormonas con piernas lisas y turgentes, o la lectura y su intriga linguística. Aparecen dos muchachos, saludan efusivamente a las estudiantes y me devuelvo al rollo del Edén y la Torre de Babel.
Pasan algunos minutos de puro jolgorio juvenil y sus códigos: las chicas se abrazan entre sí, mientras furtivamente tocan a uno de los chicos, ellos intentan a como de lugar, romper la unión de ellas para atacar cada uno con sus precarias armas de seducción. En el ínterin, comparten música (qué más... reaggetón) que guardan en sus celulares de reciente generación. Suena una canción melosa que se llama Pasarela, de Dálmata.
Por la esquina aparecen otros muchachos, de gorra y camisas holgadas. Miran a las niñas con sus cortas faldas y pasan de largo. Nada extraño. Luego regresan y como si nada murmuran algo, uno de ellos toma a la morenita alta por atrás, con una llave al cuello y dice pausadamente "soltá esa mierda". El otro hace un movimiento que suena al inconfundible cerrojar de una pistola. Es una Walther, viejita pero fiel, de 9mm (o bien pudo ser .380). Se llevan sus celulares y las llaves de la moto.
A la de pelo castaño y tez blanca le da un ataque de nervios, se la aflojan las piernas y cae milagrosamente en los brazos de su galán, quien está igual de pálido y eso le resalta el incipiente bigote. Las chicas se quedan en un salón de belleza resguardadas y los muchachos montan una moto y deciden partir. "Cuidado", les digo, "andan armados". "Simón, pero voy a ir a traer la mía y los alcanzamos", me dice el del bigote antes de partir a toda velocidad.
Un peatón me comenta, palpandose el costado derecho, "yo por eso no dejo esta mierda", y muestra una Tangfolio negra. Esboza una sonrisa y sigue su camino. Una señora se santigua y le comenta a su comadre (me imagino que lo era, por las maneras tan coloquiales y mutuas), "ay no Nía Mela, es que ahorita es la hora de los ladrones, el calor los pone como locos, mejor vámonos que los patojos ya van a llegar del instituto". Sí, el calor y el crack, apunto para mis adentros. Tiene demonio la ciudad de mis ancestros, ahora más que nunca. Mi abuelo con sus tragos lloraba al escuchar Noches de Escuintla, de Maria del Transito Barrios, alias La Ninfa de Amatitlán (gracias a Quetzalí por el dato). Luego acotaba a manera de sorna "Escuintla, donde por cada golondrina hay una cantina.... y por cada palmera una ramera!"

19 comentarios:

Anónimo dijo...

Pensar que estuve a punto de adquirir la doble nacionalidad capitalina-escuintleca, pero un "gringuito hueco" me abrió los ojos que la muy linda me estaba quemando el rancho.
Sin embargo tengo buenos recuerdos de La Ciudad de las Palmeras, unas hamburguesas de lomito en D´Fiora, cerca de Super 24, pero el cuate huyó para Cobán porque lo querian mandar al valle de las calacas. Independientemente de todos sus clavos, eran deliciosas las hamburguesas. También recuerdo un par de calles que eran como un putero gigante. Y como olvidar la lluvia de ceniza proveniente de la quema de caña.
En esas estuve como dos años, pero ahora ya tengo como 3 de no visitar Escuintla.

gatos dijo...

Hey, que bien estuvo esto. Lo disfruté mucho.
Pero ¿creés que de verdad el muchacho regresa a su casa a traer su arma?

Saludos y cuidado,ah?

Juan Pablo Dardón dijo...

Así es, las escuintlecas tienen cantos de sirena en los ojos. Atraen muy bien, lo siento mucho mano por el incidente de la infidelidad. Sos parte de las estadísticas y si regresás, por lo menos comete un ceviche en La Blanquita, son buenos. Saludos.

Juan Pablo Dardón dijo...

No lo sé Gatos, pero imagino que todo el relajo de la venganza también tenía algo de heroísmo frente a las chicas. Mínimo que les salga algo con las colegialas. Gracias por el consejo, igual.

Anónimo dijo...

Somos historias andando. Como es ya nuestra buena costumbre de los que te leemos, tu blog nos hace viajar. Recuerdo que íbamos a la Zona 11 mi mamá, mis dos hermanas y yo. Yo tendría como seis años talvez. Nos bajamos del bus y cada quien cargando lo suyo. Yo llevaba una gaveta vieja que era la cama para mi muñeca. No me preguntes porque, pero así era yo de consciente para con mi muñeca. Mi hermana tendría como catorce e iba adelante con mi otra hermana de 13...de repente un tipo se acerco de la nada y le toco el trasero a la más grande. Como íbamos caminando en fila no se percato del hecho que mi mama venia atrás (conmigo de la mano). Mi mama me quita la gaveta y antes que el tipo se acerque a la hermana mediana le estrella la gaveta en toda la cabeza. La gente paro y se nos quedaron viendo. "Toco a una y la otra me pega" dijo el tipo que no andaba solo. Corrieron tras nosotras, pero lo que no sabían es que no hay mejor entrenador que mi mamá y bueno, no paramos sino hasta llegar a nuestro destino - claro está, con la lengua de fuera. No creo que mi mamá pudo dormir bien esa noche, mientras mi muñeca durmió a la par mía porque ya no tenía cama...

Juan Pablo Dardón dijo...

Creo que a los que vivimos en Guatemala, tarde o temprano nos toca vivir de cerca el rollo delincuencial. Aunque tu anécdota Carmen, es de las mejores que he escuchado, jajajajaja! Saludos.

Anónimo dijo...

La Hora del Crimen en Escuintla la protagonizó un "cuate", cuando se discutió el famoso correlín a la hora de pagar en una venta de carne (de ganado perruno), solo recuerdo que me dijo: "salí mano, encende el carro y cuando yo salga que te pese el caite" y así fue porque salió un típico personaje escuintleco, gordo, moreno, con la camisa abierta. Y decía, "hoy si los macheteyo hijos de p...", dí Gracias a Dios que su arma era un machete y no una pistola porque a saber si hubiera sobrevivido para contarlo.
Fue una experiencia, y lo más aterrador es que fuí cómplice.

Juan Pablo Dardón dijo...

Los correlines siempre tan alegres, para la pròxima, aguas! porque ahora la banda no amaga nada... Saludos anónimo.

Anónimo dijo...

Para la Hora del Crimen, sería bueno pedirle consejos al Dr.Chun-Ga y su asistente Yun-Lee, para que diseñe en su "lamboratorio" algún dispositivo de seguridad.

Saludos desde el Guiri Guiri.

Anónimo dijo...

Fijate JP que una vez con mi prima ahi en la capirucha, ella andaba ofreciendo de los productos que vendia en una casa x la zona 7, en eso que salimos a dejar algo al carro y un maje nos quiso asaltar y aquella saco su mecha (pistola) y disparo 1 o 2 tiros al aire, el cuate se fue, no nos quito nada, pero yo andaba que casi me desmayaba, pues yo soy bien miedosa para esos mates, mi prima es como 3 años mas pequeña que yo, pero es mas pilas, yo nunca me anime a usar pistola, y ya no mucho me gusta andar con ella, por la mecha. Buena onda que te echas tu vueltin a mi pueblo, para los diablos y bushes, extraño eso, ya varios diciembres que no estoy por alla. Fijate que en un pueblo de Austria, acostumbran salir diablos en diciembre tambien. Te escribo aqui, porque mi correo no funciona.

Juan Pablo Dardón dijo...

Seguramente sos el Cleaves, jajajajajajajajja, qué cague de risa. Es una lástima que hayan cancelado ese programa, jajajajaja. Saludos!

Juan Pablo Dardón dijo...

Ulugrún! Me gusta la idea (o me aterra, no lo sé de cierto) que una mujer ande armada. Me imagino la cara del ladrón al ver la pistola, y sí, siempre es alegre compartir con los diablitos chicoteadores en San Pedro. Saludos hasta Austria entonces!

Anónimo dijo...

Diste en el clavo man!!!
Como va esa vida. La verdad me doy mis escapadas para leer tus crónicas, te felicito. Cuando escribiste sobre Burger Shops se me vinieron muchos recuerdos y entre ellos el Dr. Chunga y Yun Lee, parte de mi programación pre-adolescente, si tenes la oportunidad metete a You Tube y alli vas a encontrar una que otra charada del Guiri Guiri.
Yo también tengo mi historia escuintleca con una mi traidita que tuve hace algunos años,y si me conozco uno que otro rincón escuintleco (aunque ya tengo como 5 años de no ir),pero ya es parte de mi pasado, por cierto mañana me vuelvo a graduar de papa, nace mi hija, te acordas alla en Pradera Concepción que al sobar a la budita se te concedía un deseo ( que me oiga mi esposa me agarra a cachimbazos)pues mañana le pinchan su pancita. A ver que tal, saludos...Memo

la-filistea dijo...

Historias de miedo quizá?
Sí eso los cotidianos encuentros con la violencia que cada día se ven en
Guatemala, que hasta llegan a parecernos risibles.

Ni hablar!

Juan Pablo Dardón dijo...

MEMO: Felicitaciones por tu beba y adelante con la familia. Gracias por el dato sobre el Guiri Guiri, será una visita obligada para el próximo tour de youtube. Un abrazo!

FILI: Creo que tiene que ver con la repetición, porque así se aprende (a leer, a escribir, a todo). Si estamos expuestos a la violencia por todos lados, cuando sucede algo así, es parte de la cotidianidad. Y al menos yo prefiero reir a llorar (porque si no, no paro, creo...) Saludos!

Duffboy dijo...

Escucho el estribillo de una canción de Audioslave: "running from the sound of a gun", y pienso en la pistola y sus implicaciones. Gran crónica, maestro.

Juan Pablo Dardón dijo...

Gracias Duff, y sí, de ponerle banda sonora me suena Audioslave... saludos.

© Claudia, la chef dijo...

Excelente. Me he trasladado a Escuintla a través de la crónica. El pan nuestro de cada día, no? Me gusta lo que dice la comadre, tan auténtico...la sabiduría popular. Aquello de que Es la hora de los ladrones, el calor los trae locos...Muy bueno.

Si no me comí 1000 ceviches en Blanquita, no sé cuantos me habré comido. No sabes cuánto, pero cuanto extraño ese plato...(y los tamales de chipilín)...Los quisiera para mi almuerzo.

Juan Pablo Dardón dijo...

A tu salud entonces, me regreso el sábado a comerme uno con tamalitos a La Blanquita (ese mito, esa delicia). Saludos Chef!