martes, 10 de agosto de 2010

ULTIMA HORA: DECLARAN GUERRA CONTRA PUEBLO QUE PLAGIÓ HIMNO DE GUATEMALA

El día de hoy partió el primer batallón de soldados de élite Kaibil para ir a defender el derecho consuetidinario de los guatemaltecos de tener himno nacional. Este contingente zarpó rumbo al municipio de San Eduardo, Boyacá, Colombia, para ejecutar el plan Tecún Mata la Tuba.

El operativo en mención fue ideado por los estrategas militares del glorioso ejército nacional de Guatemala y consiste en la destrucción total de los instrumentos del enemigo para que no puedan interpretar nunca más, el himno plagiado de Guatemala, escrito por José Joaquín Palma, cubano. "Deberían de conseguirse su propio cubano para que les escriba su himno nacional... bueno, municipal", explicó la musicóloga Vania Vargas.

El general Javier Payeras, quien comanda la misión de ataque, comentó "Es un orgullo como guatemalteco ir a defender mi himno... que es el segundo más hermoso del mundo después de Caminos de Guanajuato y el de la Champions League", dijo el jefe castrense. Se espera una cruenta resistencia de parte de los 1,800 habitantes de San Eduardo Boyacá. Incluídos hombres, niños, ancianos, mujeres y una chucha parida.

La misión secreta partió hoy vía marítima, en los tres submarinos confiscados a los narcos colombianos el año pasado. "El factor sorpresa es indispensable para el éxito de nuestra misión", explica el capitán Francisco Alejandro Méndez, quien tiene la exprofesa misión de la destrucción de las flautas dulces y quien confiesa que siempre quiso ir a visitar a una su prima que se fue a trabajar al país sudamericano.

"Estos instrumentos pueden ser utilizados como batones por los pequeños plagiarios", dijo el robusto militar acerca del grupo escolar local entusiasta de la música. Los kaibiles fueron entrenados en las instalaciones del Conservatorio Nacional en los diferentes instrumentos para que los ubicaran y fueran eliminados. Es de resaltar que el objetivo número uno son los redoblantes que dan el tono heróico marcial al inicio del conflictivo canto nacional.

Una fuente anónima explicó que esto se le hace una real estupidez, que la gente se ofusca demasiado por un himno que ni siquiera se sabe de memoria y que le importa un bledo, explicó Armando Pineda quien pidió no ser identificado para evitarse problemas en la escuela donde actualmente enseña a cantar el himno de la discordia.

No está de más, decir que al escuadrón se la ha proporcionado iPods para todos los soldados, y que es de extrema importancia que los utilicen a todo momento durante la misión, ya que contiene los éxitos completos de la marimba Kaibil Balam. De esa cuenta, evitarán ser seducidos por el sabroso ritmo de la cumbia colombiana, como le sucedió a Rambo en este video.


Al cierre de esta edición trascendió que si la misión de recuperación del honor patrio fuera ún éxito, posiblemente desembarcaran en el hermano país de México. En las playas de Cancún, para ser más exactos y así empezar la misión Caribe ven a Mí, la cual consiste en la recuperación de los territorios perdidos de Chiapas, Soconusco y Quintana Roo cedidos a México en la era liberal de Justo Rufino Barrios. Loor a la Patria.

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lunes, 9 de agosto de 2010

LAS MARIMBAS DEL INFIERNO, EL RETRATO HABLADO DE UNA CIUDAD

La narrativa de Julio Hernández va tomando forma con un ritmo descabellante. Sus historias se presentan con el tono agrio de quien devela el estado de ánimo de una nación. La misma que todos llevamos dentro en un país que se debate en aguas turbias.

Tuve oportunidad de asistir gracias a FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales) al estreno de Las Marimbas del Infierno, el segundo largometraje de este creador galardonado con el San Sebastián de Cine en Construcción, en 2007, con su opera prima Gasolina.

Al igual que su primer película, Las Marimbas del Infierno es un cuadro de costumbres de la sociedad guatemalteca, pero este caso desde la perspectiva del lumpen. Ese sector social (y artístico) ninguneado y poco explorado por los medios audiovisuales locales. A excepción, claro, del amarillismo periodístico que se acerca con los ojos inyectados de sangre para darnos eso, sangre.

Aquí se narra la historia de Don Alfonso, un marimbista extorsionado que tiene que abandonar a su familia y grupo musical – su subsistencia – para proteger al instrumento que le acompaña desde hace 20 años. Sucede que los mareros le han amenazado con prenderle fuego a su marimba que ostenta la leyenda “Siempre juntos” en su cuerpo.

La historia nos muestra el periplo del músico empírico por una ciudad que no se da cuenta de su existencia, mientras hace planes de un proyecto musical muerto desde su concepción: un género híbrido entre la tradicional y guatemaltequísima marimba y el heavy metal de playera negra combativa.

Julio repite fórmula en elegir a sus protagonistas: son personas de poca o nula experiencia en el cine pero con gran carisma, claro que hay excepciones en ciertos personajes de apoyo donde aparecen actores y actrices conocidos, como Cecia Godoy en un personaje perturbadoramente atractivo, muy bien logrado.

Al contrario de Gasolina, en este nuevo filme se me antoja una pieza bastarda del reportaje. Ya que se basa en una historia real pero manejada de tal manera para fines cinematográficos, que se pasa a la ficción pero no deja de seguir el hilo del tema original.

Julio ha logrado un ritmo propio. Sus tomas largas permiten el error de la vida cotidiana logrando encerrar la magia inexistente en la sobredirección del corte y corte. Hay lágrimas sinceras en Las Marimbas del Infierno y hay situaciones tan absurdas que, bueno, son ridículamente graciosas.

La escena del rockero metalero que a la vez es pastor evangélico. La del artista tratando de hacer una marimba de mármol en reemplazo de la original robada. El trámite burocrático del arte para ser atendido por cualquier idea ridícula que se le ocurra a Perico de los Palotes. Las intenciones artísticas como medio de subsistencia. La traición de la familia, la del artista, la del compañero. La violencia económica. La violencia de nosotros.

El uso del lenguaje es propio de cada uno de personajes-personas que protagonizan el filme. No hubo necesidad de instruir a un actor en la pose y caló de un roquero guatemalteco playera negra de pasado conflictivo y entrega musical al género de sus amores mientras da testimonio evangélico de su pasado satanista. No. Aquí se eligió a la misma fuente de inspiración: el Blacko.

Don Alfonso es él mismo. El antihéroe es un chico sacado de la calle que no actuó, él es así esté donde esté. Lo conocí el día del fin del rodaje de la película. Se realizó un concierto con Guerreros del Metal y Don Alfonso y allí andaba el muchacho este que se me escapa su nombre. Verlo ahora en la película es verlo en la vida real.

El cine de autor se escuda en su propio concepto (como la poesía) y una vez atrincherado cuesta definir la obra sin la intromisión del director, que en este caso y para salvoconducto mío, le preguntaré algunas cosas cuando lo mire. Pero no pasará así para el común de los mortales que tenga acceso a la película. Seguramente no es el fin de Julio ser entendido por la masa, porque para eso hay películas específicas, con mayor presupuesto y entendibles.

El cine es parte de la evasión de este país, no precisamente se le toma como un arte de hondo calado humano, si no como un vehículo para ver otros ambientes. La violencia es la misma, a diferencia que en Hollywood matan gringos bonitos y rubias riquísimas. En Guatemala, matan al vecino que es feo como el mismo desgraciado que lo mató. Así que seguramente Las Marimbas del Infierno no vaya a estar en cartelera tanto tiempo como Nito y Neto y su humor costumbrista de TGW.

Julio Hernández, es un conocido mío y me gusta lo que hace. Punto. Este largometraje es un discurso cinematográfico realizado con el más bajo presupuesto y equipo básico que se pueda pensar pero con resultados sorprendentes, escenas para la memoria colectiva y tomas de una Guatemala escondida que devela su rostro cada vez que es visitada por el hambre morbosa de los periodistas.

Esta es su carta de presentación para el Festival de San Sebastián de este año, donde participa por el premio Kutxa-Nuevos Directores. Las Marimbas del Infierno, es una producción entre Guatemala, Francia y México. Filmada en ciudad de Guatemala.

Mis felicitaciones a Julio y a su esposa Pamela. Ya tengo ganas de ver la película de nuevo. El arte de arriba es del gran Marlov Barrios y este es el trailer...

miércoles, 4 de agosto de 2010

LA COSTA GRANDE: UNA CHARLA

"El socialismo falló en traerme a este lugar. No le sirvo porque no sirve. No puedo llamarle con nombres literarios como esperanza, arte, pueblo. Si nada existe.

Le dije antes que la literatura no es lo mío. Escribir no puede ser lo mío. Lo único que puedo acercar y oler es el campo de caña que se yergue duro y filoso frente a mí.

No. No puede venir un extranjero a decirnos a estas tierras benditas de Dios lo que necesitamos para no morirnos. Si yo me quiero morir cargando al sol, es mi problema.

Será el de mi familia si me entierra parado o me deja en la vereda. Aquí el dueño del ingenio es el verdadero presidente, este es el verdadero gobierno.

No patojo. Piense que aquí no importa la literatura, aquí no importa ni mierda. La vida no vale nadaaaa, no vale naaada la viiiiiidaaaaa", se va cantando mi entrevistado ese fabuloso tema de José Alfredo Jiménez, antes de decirme que ya viene el agua.

Dos minutos después me decrecen ríos del cuerpo, moreteado de recibir granizo y balas de agua.

domingo, 1 de agosto de 2010

LA COSTA GRANDE: CHUBASCO

Me cuesta escribir en estas latitudes. Mis instrumentos sudan demasiado para poder utilizarlos en favor de la literatura. Aquí todo se utiliza para un horizonte que nunca es este.

El jornalero en bicicleta toma un descanso a la par mía y dice que ya viene la lluvia. La trae por dentro porque suda profusamente, es una catarata en cada poro. “Baa lliober patojo”, me dice con su acento de falta de ortografía. Miro hacia arriba y contesto algo justificando que no lo creo porque el cielo está despejado.

Se va apurado y yo también apuro mi cocacola. No me quedó claro si quería un trago o algo así de mi botella. Dos minutos después me sacudía el agua de los hombros y un río trepaba por las mangas de mi pantalón. Estaba completamente sorprendido - igual que empapado - por la beligerante visión del pasante.

A la mierda. Esto no se puede escribir. Tendrían que haberlo vivido: allí llueve como si estuvieran dejando caer piedrín sobre uno. Sólo que de lado, de frente, hacia adentro. Esa agua cala más que una retahíla de insultos de maricón de puerto.

Un trueno parte un poste de luz y se forma una bola de energía del tamaño de una pelota de playa, brillante y estática. Un ovni o un fantasma. Los fuegos fatuos bajo el agua de la gran costa grande.