domingo, 1 de agosto de 2010

LA COSTA GRANDE: CHUBASCO

Me cuesta escribir en estas latitudes. Mis instrumentos sudan demasiado para poder utilizarlos en favor de la literatura. Aquí todo se utiliza para un horizonte que nunca es este.

El jornalero en bicicleta toma un descanso a la par mía y dice que ya viene la lluvia. La trae por dentro porque suda profusamente, es una catarata en cada poro. “Baa lliober patojo”, me dice con su acento de falta de ortografía. Miro hacia arriba y contesto algo justificando que no lo creo porque el cielo está despejado.

Se va apurado y yo también apuro mi cocacola. No me quedó claro si quería un trago o algo así de mi botella. Dos minutos después me sacudía el agua de los hombros y un río trepaba por las mangas de mi pantalón. Estaba completamente sorprendido - igual que empapado - por la beligerante visión del pasante.

A la mierda. Esto no se puede escribir. Tendrían que haberlo vivido: allí llueve como si estuvieran dejando caer piedrín sobre uno. Sólo que de lado, de frente, hacia adentro. Esa agua cala más que una retahíla de insultos de maricón de puerto.

Un trueno parte un poste de luz y se forma una bola de energía del tamaño de una pelota de playa, brillante y estática. Un ovni o un fantasma. Los fuegos fatuos bajo el agua de la gran costa grande.

3 comentarios:

David Lepe dijo...

lindo y sufrido paisaje.

Mauricio González dijo...

hahahahahahahaha.

Me gusta.

Anónimo dijo...

Su acento de falta de ortografia! Me encanta!!!!

Trudy