martes, 26 de febrero de 2013

EL FUTURO EMPEZÓ AYER


Vaya verso de Luis Cardoza y Aragón, apelando al trabajo de hoy para la construcción del mañana. Asimismo, es el nombre de la antología que se presenta mañana en el Centro Cultural Luis Cardoza y Aragón (2a. avenida 7-57, zona 10), a las 6 p.m.  Incepcion y literatura, si me preguntan.

Es una recopilación de 14 narradores, 24 poetas, seis periodistas y 16 críticos que resumen 15 años de letras en Guatemala, que abarcan desde el arte conceptual, hasta el teatro. Los encargados de tal empresa son dos editores, Carmen Alvarado y Luis Méndez Salinas.

Ellos son las mentes maestras detrás de Editorial Catafixia, el proyecto literario más ambicioso y con mejor proyección internacional nacido en Guatemala en la última década. Son los cartógrafos que dibujan el pulso de las letras por estas tierras. Y en el norte y en el sur de América ya hay células que crecen con la misma fuerza bajo el mismo nombre.

Tarea arriesgada la de esta antología porque será más fácil resaltar sus errores y omisiones, que aciertos. Puedo ver la diatriba gestarse en el horizonte desde ya, cosa que realmente no importa, no hay buena publicación sin su cuota de ofensa y ofendidos. 

Trazar líneas para entender un país desde las letras es más difícil que hacer llegar a la selección a un mundial de futbol, porque aquí se habla desde las vísceras, desde la experiencia de vivir en el marasmo de los elegidos para mostrar el cuadro, no de las necesidades concretas, sino del discurso de la experiencia. Y eso es personal y arriesgado.

Por lo mismo, el criterio y el pulso de los editores fue sin temblor: grandes lectores del acontecer nacional eligieron sus apuestas. Porque aparecer en un libro de estos no supone nada, solo un viso del lector que nos comparte su criterio. Su apuesta no es un cuadro de honor.

Criterio compartido por el resto de críticos que ajustan  la mira de este libro que habla de tendencias y que ofrece una fiesta centralizada para la piñata literaria, el pastel intelectual que tanto sabor le pone a estas tediosas tierras de la muerte.

Mi consejo es que llegue mañana, conozca a los compiladores, los ensayistas, a los narradores, los poetas y haga su juicio propio. Lea El futuro empezó ayer y ejerza la crítica. Todos estaremos muy agradecidos como lo estamos con la Catafixia. Es un honor para mí estar dentro de los poetas seleccionados.

martes, 19 de febrero de 2013

ADIÓS, BAD ATTITUDE


El nombre del bar siempre confundió, Bad Attitude se traduce como “mala actitud”, al español, pero dista mucho de ser un antro de malas caras o malas fachas comúnmente asociado a la escena rock de la ciudad.

Se vistió de calaveras en una metáfora de la vida emulando a la muerte y viceversa. Su fundador se convirtió en el eje de un movimiento vivo de rock duro, progresivo, reaggae, electrónico, pop, literatura, cine.

En las oscuras paredes iluminadas con luz neón que hacía resaltar los dientes y camisas blancas, se habló del futuro de la literatura, de películas que jamás llegaron a los cines, de la música, del rock, charlas, conversatorios, encuentros, muestras. De todo.

A pesar de las limitaciones, se convirtió en un centro cultural que aglutinó a buena parte de los artistas más importantes de la última década en cultura urbana. Un pequeño bar que hizo lo que ninguno: sacó el rock a la calle durante cuatro años consecutivos, con el Concierto Bajo el Arco.

Se acercó a la institucionalidad, a la fruncida doña de la burocracia, jugó con los papeles en regla: pagó impuestos, sacó permisos, aguantó redada tras redada y se mantuvo frente en alto. A pesar de todo, siguió en pie pidiendo permisos, tocando puertas de la Municipalidad, a sabiendas de que no era bienvenido. El rock lo valía.

Pasé muchas noches allí escuchando nueva música, a los clásicos del rock, leyendo mis poemas o crónicas urbanas a un público diverso, mi próximo libro reúne muchos textos que nacieron allí. Viví a la vuelta y era parte de mi casa, se convirtió en una institución y como tal fue admirada y vilipendiada. No fue perfecta, pero hizo y mucho, suficiente para ganarse mi admiración.

El jueves pasado me invitaron a compartir mis gustos musicales junto a otro escritor, Julio Prado. Hablamos como siempre, estuvimos en casa, en el jardín de calaveras que tantas veces fue nuestro único público. 

El domingo nos escribió el dueño que cerrará el bar y me puse infinitamente triste, contrario a muchos más que celebrarán tal acto, como una victoria. Victoria de la estupidez. Un abrazo al gestor José Farnés y a su genial esposa, Elvira. Ánimos, y esperamos ver pronto algo de su productora, B.A Productions.


CARTA ENVIADA POR FARNÉS:


Hola Jóvenes, si te llego este mensajito tal vez un poco largo es porque de alguna otra forma, fueron parte de Bad Attitude ( José Farnés ), después de pensar, y pensar llegue a la mejor solución y un gran paso en mi vida, Cerrar mi proyecto que inicie con una idea en 1995 y llevarlo a cabo y al fin poderlo abrir en el 2004. Bad Attitude Cierra sus puertas, sus historias, su espacio, su cerveza de Barril ( Clara & Oscura ) y las Micheladas. Describir en líneas todas las cosas que pasaron en 9 años no puedo, pero hay de todo, conocí, agrandes personas, algunas por cierto ya no existen por x y razón, se nos adelantaron en este camino. Conocí a grandes bandas, como también muy pero muy malas bandas. Cuantas Bandas tocaron en este espacio, no sé, es más fácil mencionar las que no tocaron, hice muchos amigos, y lo bueno que en menor escala enemigos, ( No soy monedita de Oro ). Siempre me gustaron los retos, después de haber vivido por varios años en los USA, regreso con toda la ilusión de montar mi negocio, en esa época 4 grados eran el “bun”, bueno primero monte mi negocio y DESPUES fui a conocer ese lugar que tanto me mencionaban, que quiere decir esto, que no me importaba, así soy, soy de retos, metas y me toco una zona 1 muerta, literalmente eso no me asusto me dio ideas, fuerzas para hacer cosas y las hice. Tuve muchas ofertas para realizar evento, me ofrecían, “hagamos”: playeras mojadas, bikini open, vende licor, vende esto hace esto etc, todas esas ideas, da pisto, pone una banda de Covers a la mara le fascina eso. NO y NO soy de ese pensamiento, lo digo y lo repito soy un mal comerciante, voy hacer lo que creo que es mejor, y lo que me gusta es esto, hacer cosas diferentes. Y así fue realice desde una exhibición, de bicicletas, motos, tattoos etc. Así como doy las gracias también pido disculpas si de uno u otra manera, hice algo mal. Mi reclamo eterno, NO te invitas a las chelas vos…Cual era la diferencia o al menos por muchos años con otros lugares, que yo si pagaba, impuestos: Ipsa, SAT, ( Agay) hoy AEI, ( música ambiental como música en vivo ). Tramitar cada 3 meses mi licencia de sonido, bueno era pisto y sigue siendo pisto ( dinero ). Y créenme el negocio ya no daba para esas famosa chelas…
Aparte de tener un bonito local que no es nada barato etc. Pero bueno eso es parte de la historia ya. Cosas buenas y muchos recuerdos maravillosos, desde las parejas que se casaron en el local, ver nacer un banda, etc. Que es Bad Attitude o que fue Bad Attitude ni yo lo sé, lo que sé es que me siento, Orgulloso de lo que realice en ese espacio. Y tener muchos pero muchos amigos, ja ja ja tipo Facebook.
Que haré: Nace B.A Productions , ya con ya idea, experiencia, contactos, etc. Siempre seguiré en el mundo musical, y como siempre los estaré molestando, tengo ideas y grandes proyectos.
Fecha del cierre no tengo es mas no sé si hare o no despedida en el bar pero será en Marzo, el 23 de marzo tengo el concierto ( Musica al aire Libre ) teatro nacional, que muchos sabrán el porqué de realizarlo y fue porque “EMETRA” le llamaremos así me cancelo el concierto en el Arco. Ahí lo apoyan puee…….
Gracias de verdad Gracias…
Attentamente: Bad Attitude ( Jose Farnes ).

martes, 12 de febrero de 2013

LA TÍA SUIZA

La noticia como un disparo a la una de la mañana, el eco largo de las palabras: la tía Margie murió. Ya no pude dormir. Algo tienen esas llamadas en plena noche que despiertan el mecanismo de la memoria y me dio por recordar.

Acaso los primeros indicios de la elegancia me vienen por medio de la imagen de esa señora de gestos amables y maneras tan educadas que era imposible no respetarle en su dulzura.

Poco sé de su venida a Guatemala; solo que fue por amor: se enamoró perdidamente de un  ingeniero conquistador y casaquero, mi tío abuelo. A los meses del idilio cayó víctima del tercermundismo, le atacó la polio, enfermedad inexistente en su natal Suiza.

El largo periplo, las terapias, las muletas, la silla de ruedas y su elegante forma de sobrellevar la enfermedad. Siempre maquillada, siempre enjoyada, siempre peinada, la sonrisa de dama y su acento arrastrando la erre que fascinaba.

Me hablaba de cosas que no entendía y que por más que deshojo la cebolla de la memoria, no me vienen con claridad. Su casa de la zona 14, los fabulosos sándwiches de queso suizo derretido con jamón. Sus cocker spaniel como hijos, su único hijo Alejandro muerto hace algunos años. 

La piscina de agua tibia y celeste donde pasamos tantos veranos, tantos soleados días en que la familia estaba completa y los primos éramos críos, los cachorros de la manada.

Tengo idea de ella sentada en el fondo de su restaurante, vaya restaurante, La Tertulia sobre La Reforma. La cocina suiza llevada a fusión con la latinoamericana antes de que se pusiera de moda y estúpidamente cara. Allí celebré mi Primera Comunión y vi bailar a la bisabuela María, sus últimas canciones.

Hemos sido una familia alegre, propensa a la fiesta, a trasnochar, a la risa fácil, y ella se acomodó con la factura de no poder usar las piernas, desde hace 55 años. Ahora ya somos pocos y estamos desperdigados; ella ataba algunos cabos, ya sueltos para siempre.

A esa inmigrante, a la mojada a la inversa del primero al tercer mundo, mi respeto y cariño. Que el descanso le sentará bien, gracias por las memorias y los exquisitos, únicos, deliciosos, tostaditos con mantequilla sándwiches de queso suizo en las tardes de domingo. Fueron los salvavidas para un niño triste.

martes, 5 de febrero de 2013

EL SEMILLERO DE NOCHE



La rabia del sol se convierte en un gemido: el calor se desvanece en la brisa de la playa que refresca el ambiente y aviva el incendio de los pastizales allá a medio kilómetro. Las llamas se levantan sin control.

En las arenas duras de la playa, breves chorritos se levantan donde almejas hacen sus casas, profundas, levantando agua salada que filtran para comer bichos marinos. El oro de la arena, esas finas partículas brillan a la par del hierro. Vaya metales para la minería.

Puedo imaginar estas apacibles playas invadidas por máquinas de ruedas grandes, de sierras del tamaño de avenidas cortando la tierra, sacando metales y reduciendo todo con ácido. Seguramente se perderían para siempre las almejas y la escuela de marsopas que juega en este momento en las olas.

Busco la botella y le doy un trago largo, mientras la espuma se acumula en mi garganta. Las olas hacen espuma salada que juega con los breves cangrejos que corren de espaldas al mar centellando las inofensivas tenazas para alguien como yo o el pico de la gaviota que planea con los ojos semi cerrados viendo hundirse al sol.

De regreso a la casa, paso por la avenida principal y la gente se arremolina alrededor de la televisión que convoca con su gravedad a estas almas aburridas del calor y la monotonía: ríen con inocencia a las burradas de Don Francisco en Sábado Gigante y miran con lascivia a las modelos.

Es un pueblo inocente que se dedica a las labores campiranas, andan la mayoría en bicicleta con ese dejo tan natural que hace que me caigan bien, contrario al fariseo ciclista hipster que eleva su calidad moral sobre los conductores. Acá tener un carro es posiblemente la mayor aspiración.

Hice cola una hora en el único café internet que cuenta con una computadora que es usada principalmente para ver Facebook, descargar canciones de bachata. Vi a unas chicas tomarse fotos con la cámara web para enviarlas a un chico de no sé dónde. 

El calor de El Semillero, vaya estampa para las noches desiguales, vaya noche de ritmos sencillos donde el reggaeton no molesta tanto, porque no viene amarrado a la violencia, y transitar despacio no es tan desesperante, pese a que la carretera tiene más agujeros que el congreso de la República.

viernes, 1 de febrero de 2013

EL ELEGIDO, RAFAEL ROMERO



Lo primero que me dio al empezar a leer el libro fue tristeza. Tristeza de querer haberlo escrito yo. Es una historia tan simple, cotidiana, tan calle y avenida que es tarea de un observador nato caer en cuenta de que allí hay un hervor de vida. En este momento, señores y señoras, debajo de nosotros, en la esquina sucede una historia igual a la contada en "El Elegido".

Cuando ustedes vayan llegando a sus casas, en ese preciso instante en algún lado de esta urbe, escenas iguales sucederán a las descritas en esta maravillosa, apasionante y tétrica novela, escrita por Rafael Romero.

Esta obra es una máquina del tiempo, a nivel personal. Me hizo viajar por varias décadas - tres para ser exactas - que justamente coinciden con mi infancia, adolescencia y temprana juventud. Los lugares que trata, que describe, se me hicieron conocidos y muy familiares.

Cuando yo era niño pasaba mis vacaciones junto a los abuelos maternos en una casa gigante en Escuintla, a la par del mercado central de esa cabecera departamental.

¿Algunos de ustedes ha tenido a bien visitar dicho mercado? ¿No, nadie? Se los describo... huele a mercado central de pueblo. Es decir, es una avalancha de olores putrefactos de vísceras, vegetales, frutas, verduras, las alcantarillas despiden ese cóctel infame de aromas capaces de dejar catatónico a cualquier foráneo. Es un aroma gigante, es un estado de la materia, una cruda eterna.

Yo, niño preppie de ciudad, moría durante dos días cada vez que llegaba de vacaciones, antes de ser absorbido por ese mundo apasionante de cargadores de bultos, muchos de los cuales eran bolitos del mercado y del parque, de carniceros, de vendedoras de todo, de comerciantes de nada, de cosas tan básicas y necesarias, como las revistas de Hermelinda Linda y Aniceto.

Yo pasaba mis días en la casona de mi abuela, que mantenía una miscelánea gigantesca con refrescos, panes, jugos, licor, cigarros, ropa y cualquier golosina de la capital, al por mayor. Era una casa que ahora cumple tres generaciones en la familia.

Las mareas sociales son sui géneris allá, pero algo en mí me hizo fijarme más en las castas más bajas de lo que sucedía en esas latitudes. Allí me hice amigo de los borrachos, de los cargadores, de sus vidas duras en las tablas, de la jauría siempre cerca y lejos de otros igual que ellos. Amores y traiciones. Historias que ahora son patria de la imaginación. Recuerdo algunos nombres, Terremoto, Chimalteco, Cuca, Zope Cojo, Poli y un largo etcétera.

Habitantes de una realidad que no es de Escuintla, que no es de Guatemala. Pero tampoco de Estados Unidos, ni de Londres o Shanghái. Porque esa casta pertenece a ella misma. Me explico, usted puede cambiar un chara del mercado de Escuintla por un bolito de Piccadilly Circus, y ambos vivirán y se adaptarán a las condiciones, a las nuevas reglas del juego.

Eso sí cambie a usted a un ejecutivo de Manhattan al parque Colom y como si hubiera llegado a un planeta extraño, morirá pataleando como grillo que le cayó Baygón del cielo, es decir, saldrá corriendo pero a los 50 pasos ya está tirado de espaldas moviendo las manitas, despidiéndose de este vida.

Los charas, bolos, vagos, pata de chuchos todos están más allá del bien y del mal. Son sobrevivientes, son seres extremadamente duros, no les pasa nada porque les pasa de todo. La cura del Sida está en la sangre de alguno de esos cabrones que al mismo tiempo curará el cáncer y el mal de ojo de una vez por todas. Los bolitos son mis amigos. Es más tengo a varios de amigos cercanos... y muchos son escritores.

"El Elegido" es eso: una novela de la sobrevivencia, un texto armado con tal arquitectura que sorprende, un lenguaje que al ojo superficial, denotará malcriadez, mal uso del idioma, poco empeño en el cuido, mal gusto, mala educación, lo soez, lo chabacano, lo malo que es esto para la tradición de la literatura.

Pero allí está la primera trampa: el lenguaje. Eso que les menciono será el juicio de la gente que pasó por la escuela, pero no sabe leer. Me refiero de los analfabetas funcionales. Ese juicio es pobre. Porque no es el autor quien habla, son los personajes y es imposible que los personajes hablen de una manera dilecta, educada y de buena forma.

Entrecomillemos esto último: “de buena forma”, no hay "forma buena" en la comunicación. Sólo comunicación a secas y efectiva, y ese grupo social, esa casta baja en la escalera de clases, se comunica de esa forma. Así que el lenguaje en que "El Elegido" está escrita, esa primera trampa, se convierte en el primer acierto.

Rafael recurre a inventar palabras, a reescribirlas a hacer un lenguaje del oído, muy sonoro y críptico acaso para aquel ajeno a la realidad nacional. Es argot per se, y como todos aquellos que nos dedicamos a las comunicaciones sabemos, es allí donde precisamente, en el argot, en que se generan los cambios en los idiomas. La Real Academia Española lo sabe.

Por lo tanto, el esfuerzo lingüístico realizado en esta novela se agradece y se admira, porque logra mantener el flujo rítmico a través de sus siete capítulos delirantes, de las voces narrativas que allí aparecen. La vida de los personajes se debate en ese juego de palabras tan costumbristas chapinas que todos, sin excepción, las hemos dicho, escuchado, asimilado y reído al verlas utilizadas en ciertos contextos.

Es una novela urbana porque definitivamente los sucesos se llevan a cabo en la región metropolitana, pero el uso del idioma también le ofrece un tinte costumbrista que muchos autores guatemaltecos han recurrido a él para contextualizar su obra.

Por ejemplo José Batres Montúfar que en sus textos recurre a la simplicidad de la comunicación para convertir literatura en un espejo de su tiempo. Lo mismo hace Pepe Milla con sus fabulosas novelas, donde nadie en Guatemala ha sido tan leído y vendido como este último. Todo por lograr llevarnos a un tiempo desconocido por todos nosotros, pero cercano gracias a su excelsa literatura. Rafael nos ofrece algo de lo mismo, no en la misma línea, pero con el mismo fondo: hacer una fotografía de su tiempo, lo que es al final, lo que busca y hace la buena literatura.

Hablamos así mismo, de voces que retumban, de plumas como Luis Alfredo Arango. Ese fantasma se manifiesta en pleno en esta novela, hago este contexto antes de mencionar en pleno a Marco Antonio Flores, quien pareciera ser a secas la mayor influencia para escribir esta novela. Pero no, hay en "El elegido", una tradición que se gesta hasta allá por los albores del siglo XVIII.

Hay en este vino escrito, una melodía que incluye cepas nacionales como las mencionadas, así como rasgos de naturalismo devenido en realismo sucio. Charles Bukowski levanta la mano, John Fante, e inclusive un dejo de tristeza y aventura de don Hemingway.

Esa tristeza solapada la encontré en "Por quién doblan las campanas", cuando Hemingway habla de Robert Jordan que deja su patria para ir a luchar a otra. En busca de aventura y hago en este momento un símil respecto de la vida de Rafael Romero, quien también abandona su país de origen para ir en pos de la aventura. Su forma de estar cerca con su país, con su sangre, en el pedazo donde dejó enterrado el ombligo, es escribir.

Estoy seguro, segurísimo que Rafael Romero no escribió esta novela para sus amistades y familia españolas, lo hizo como una metáfora, una forma de tirar un ancla a este lado del charco. Es su deuda con Guatemala, Rafael escribió "El Elegido" para nosotros. Sin pretensiones literarias, hizo una novela redonda, justa para su causa. Talvez no le gane muchos lectores españoles o de otros hispanohablantes, que la verán dura de entender, repleta de un caló y argot muy difícil para ellos. Gracias por escribir para nosotros entonces.

Les cuento todo esto porque al degustarla, al leerla, esos sabores con sus voces me vinieron a la mente. Al paladar literario. Mis felicitaciones al autor y para ustedes lectores, prepárense para un trago duro de realidad nacional: alcoholismo, drogadicción, prostitución infantil. Felicitaciones a ustedes por leerla: se graduaron de chapines.