lunes, 11 de mayo de 2009

DETALLES DE UNA VIDA SUBURBANA

El mundo fuera del centro es como una serie de televisión propia de cadenas de cable cual Sony, Warner o Playboy. Hay comedia, drama y mucho chisme. Sólo falta sacar una silla al patio para ver discurrir la trama.

No digo que la vida en el centro sea de lo mejor, porque no. Es diferente nada más. La gente se complica menos y cambié mis vecinos artistas, comunicadores, escritores, pintores, músicos, por amas de casa desesperadas, culebrones adolescentes, maridos asadores de carne y bebedores de cerveza.

Me hice amigo del guardián de la colonia quien me puso al día con los detalles sórdidos de la vida social de los suburbios guatemaltecos. La mujer que tiene dos amantes. Las colegialas que se pasean en manada buscando tigre. Los juguetones cachorros de futbol. Aquel de la esquina que llega bolo y que creo que se convertirá en mi amigo.

Mi llegada al vecindario causó cierto aspavimiento, como cualquier otro evento que llegue a perturbar las suaves mareas de la cotidianidad de ese pequeño mar de casas. Soy el único soltero, es decir que vive solo, en el vecindario. Miradas de curiosidad de las mujeres y de ¿envidia-lástima-recelo? de los machos residentes.

Yo feliz de ver eso. Salgo a correr por las tardes y hago ejercicios de calistenia en la calle simplemente para generar cháchara. Riego el jardín a las diez de la noche y pasé varios días sin cortinas en mi casa ofreciendo así un espectáculo de mi vida privada a los pasantes que, oh coincidencia, se multiplicaron por las noches cuando con luz encendida, puerta abierta de mi casa, cocinaba la cena escuchando a Los Mitos a todo volúmen.

Mi cuarto me recuerda a uno de motel: tiene espejos grandes, la televisión en alto y por las noches, cortesía del cable, me ponen el canal Venus. No me quejo, conste. Puedo suponer que el mismo favor recibirán las otras casas.

Ya instalado de cortinas, la breve temporada pública de mi vida se cerró para mis vecinos. Excelente, puedo regresar a andar en bolas en mi casa. Una micro casa, para ser sincero donde apenas quepo... mis libros están de huéspedes en la casa de mi hermano antes de ver dónde les hago lugar.

Y eso que no he hecho fiestas. Me imagino que cuando así suceda, otra metralleta de chismes se disparará. Bendito seas oh Gran Dioso del periodismo Hunter S. Thompson quien dijo "cuando el objeto periodístico sea soso, está en el periodista hacer la acción". Ya les contaré.

6 comentarios:

Analu dijo...

qué envidia!!! de la buena por supuesto... ni se imaginan a quién tienen por vecino... jajaja
¿corren peligro sus vidas personales? digo, de ahi pueden salir muchos futuros posteos, comparaciones cotidianas... (que maliciosa yo verdad?)
en fin, que alegre por la casa e interesante post para iniciar la semana. Salú, kss & hugs

Anónimo dijo...

Me recuerda cuando vivia en unos townhouses de Valles de Vista Hermosa y que todos los vecinos/as se pasaban metidos en las vidas unos de otros. Aburrido no era ... hasta que de repenete, demasiado aburrido era ... disfruta la noveleria mientras dure! >;o)

Anónimo dijo...

Tengo un hit...

DESPERATE FE DE RATA WIFES

quienes se apuntan para empezar a rodar??? yo quiero ser Susan! Ha ha ha!

Wendy García Ortiz dijo...

Eso me hace recordar un pasaje oscuro de mi vida en el que viví en un condominio donde todas las casas son iguales, en San Cristóbal.
Vivíamos tres mujeres solas en una casa pequeña, rodeadas de familias jóvenes (entiéndase con niños pequeños y abuelas en lugar de niñeras).
Por lo que, en algunas ocasiones nos reventaron huevos en las ventanas o nos dejaban chayes en el garage.
También llegaba el guardián a echar un vistazo cada vez que mis compañeras de casa sacaban a pasear a su mascota.
Jeje. Magnitud de envidia la que levantamos! Y eso que nunca hicimos fiestas!

Stanley Herrarte dijo...

y donde esta la casa? digo, para no pasar por allí...ajjajajajajaja saludos JP!!!

Anónimo dijo...

Muy bueno...cada vez mejor en realidad