domingo, 8 de febrero de 2009

DESAYUNAR EN EL TRÁFICO

Yo como en al auto. Tengo una técnica impecable para no mancharme de nada, manejar, beber y a pesar de ello, lograr limpiarme las manos con las servilletas. Algunos hablan por celular, fuman, se maquillan, pero yo no. Yo como.

Es la ventaja de una ciudad diseñada para el lento pasar de los autos. No hay autopistas para poder adelantarse a los cuellos de botellas. Aquí se transita parsimoniosamente, bumper con bumper, atento a que el automóvil vecino ni se le ocurra pedir vía porque inmediatamente se acelera hasta pegarse al que está frente a uno.

Los vehículos van despacio, pero por dentro la gente va a mil. Sí, como las mil putas de enojados. Se les nota en las caras, en el odio, la neurosis.

Por eso, si puedo, como. Es una maña aprendida de mis universitarios años cuando había que madrugar para llegar a tiempo a Mate 1, Química o Programación. Luego fumaba todo el día y jugaba ajedrez durante horas, batallas míticas, épicas que jamás serán contadas por nadie. El ajedrez es el eterno honor a Homero.

Pienso esto cuando desayuno y el tráfico se acongoja en bocinazos. Algo así estarán mis arterias, congestionadas de colesterol, nicotina, alcohol, sustancias, desvelos. Todo lo de aquellos malos años, que tanto bien le hicieron a mi literatura.

De ese tiempo, comer en el auto. Imprudente sí. Pero no más que el motorista que surfea entre el cardúmen de carros y con el casco puesto en el brazo. Es estúpido.

No más que el ayudante de la camioneta que pide vía con una pierna. Los usuarios ríen nerviosos, los choferes saltan encima de cualquiera. Y luego preguntan que porqué los matan. Nuevo deporte nacional, oro olímpico, sin duda.

De reencarnar en algún animal quisiera hacerlo en un taxista. Rumiantes que pastan concreto todo el día. Con la inteligencia de un semoviente. Sin preocuparse de nada, la gran manada blanca.

Para mientras, no hay mejor programa matutino para acompar la primer comida del día, que desayunarse la realidad dura, ser parte de ella, del grosso laboral. Cada lunes es lo mismo. Así que mejor, buen provecho.

17 comentarios:

@... dijo...

Salir de casa a las 4:50 de la madrugada para estar en el trabajo a las 7:00 en punto. Un recorrido que, durante un día sin tráfico, lo haría en 30 ó 45 minutos.
Gajes del oficio y consecuencias de vivir en una ciudad tan caótica como esta, supongo.

Anónimo dijo...

HAHAHAHAHA, "De reencarnar en algún animal quisiera hacerlo en un taxista. HAHAHAHAHAHAA, ESO ES POESIA HERMANO!

Anónimo dijo...

Buen provecho Jp! hahahaha
y lo de la reencarnación en animal..genial! ahahahaha

Sánchez

or!kid dijo...

hahahahahaha y ni digamos mi día que empezó ocon una multa de 25 mil tukis!!! DAMN!!! hahaha justo para darle ese toque especial que necesitaba en un hermoso lunes!!!

Saludos JP!

Lester Oliveros dijo...

Agamenon, Odiseo, o algun teucho de broncineas lorigas, estaria encantado de que la luchas troyanas fueran en automoviles. Hierro, bronce, y el brillo del cromo traspasando retinas. Hermosas Helenas raptadas en Volvos, divinas Briseidas violadas en BM`s, y el ajedrez, el ajedrez es eterno.

Bon Chiant!!!

Miss Trudy dijo...

Por eso no hay como trabajar uno en su casa, o vivir uno donde trabaja! :o)

Duffboy dijo...

Amén, Miss Trudy. Aunque, mis gatos creo que son el principal distractor... odio el tráfico, saca lo peor de uno. Mejor ser proactivos, remember the time, JP (en EB)? Yo lo que sí aprendí fue que junk food + volante/ corbata = FAIL!

Anónimo dijo...

De verdad que si consideráramos el tiempo que perdemos una gran cantidad de chapines y transformáramos en tiempo de trabajo seríamos un país más desarrollado.
Por lo pronto hay que aprender a vivir con ese cáncer del tráfico, que por cierto cerca de la USAC y Periférico en la tarde cada vez está peor!!

Psicolibelula dijo...

Buen provecho!!! jejejeje Que buenisimo!!!

Anónimo dijo...

Yo hago muy seguido lo mismo... de hecho mi madre se enojo muchísimo conmigo, puesto que tenía que irme de volada y me llevé dos piezas de su vajilla; como para que no va? jajaja

Lo que sí es cierto también y que no puede faltar, es buena música en el carrito.

Saludos brother!

Súa Agapé dijo...

jajaja! buen provecho! :D

Anónimo dijo...

Primera vez que leo tus columnas Juan Pablo, me gusta saber que un amigo hace algo distinto y le da rienda suelta a su imaginación, cerebro y sobre todo logra observar lo que sucede alrededor y lo coloca en palabras, que todos piensan pero nadie tiene el coraje de decirlas...saludos y felicidades!
VAIDES

La Chachi dijo...

En Guate, me encantaba comprar una hamburguesa y papitas e irmelas comiendo mientras manejaba hacia la Antigua. Era como un entretenimiento muy personal y tambien de los años universitarios. Te comprendo perfectamente.

Un abrazo

Hugo Novales Contreras dijo...

aunque haya tiempo... mejor pasar al autoservicio que comer en el restaurante... es otra cosa. Es comer al cuadrado.

el Kontra dijo...

Buenas habilidades maistro, yo si soy todo un Mr. Hyde tras el volante, como las mil... y mil más!!!
Saludos!

Anónimo dijo...

Viejo, yo hasta he amado en plena manejada.
Lo que no me pasa es una babosa que me dejó sin carro por contestar su celular.

Saludos...Federico

MarianoCantoral dijo...

Que buen texto, te imaginé comiendo pan rodajado con huevo revuelto y queso seco, es que también lo hago, y a veces tambien como, bebo, contesto el celular y fumo, petulacia aparte, saludos maestro...maestro, maestro, maestro!