lunes, 10 de noviembre de 2008

DANZA CON EL OLVIDO

Tengo una abuela que tiene los ojos grises y que se le olvidan las cosas. Se ha ido marchitando poco a poco. Mi madre mira a su madre y reflexiona sobre el papel del tiempo en nuestras vidas. Me dice que se ha convertido en una niña que usa pañal y hace berrinche por todo.

Por ejemplo, que a qué horas pasa el tren. Ella vivió cerca de la estación en Escuintla y le causa problemas pensar que algo le pudo haber pasado a esa larga bestia que era una ola que enfilaba al mar y regresaba siempre. Y ahora no la escucha.

Come poco, papillas de verduras, sopas y todo eso que los infantes comparten con los viejos. Me mira y me dice cosas que se me incrustan en el corazón y me quedan doliendo por muchos días. Me dolerán como nunca cuando se termine de morir.

Cuando mi abuelo, su esposo, falleció, fui el encargado de escribir la frase que se talló en lápida de mármol blanco. No me recuerdo exactamente qué puse. No me gusta ir a los cementerios por razones obvias y porque tengo tendencia a la melancolía.

Ahora empiezo a pensar qué le escribiré a ella. Qué puede resumir la vida de una mujer como cualquier otra de su edad, sufrida y vapuleada por el tiempo? Sola, obnubilada por un mundo de recuerdos que se entrelazan para matar la coherencia mientras el diagnóstico reza Alzheimer.

Me habla de las constantes infidelidades de mi abuelo, de sus múltiples mujeres y de mis otros tíos que andan por allí. Me pregunta por mi hijo y mi abuela sonríe poco desde el mapa de su cara. Me cuenta que le pide a Dios que la mate, que se la lleve de esta vida.

Luego sirve cena en una mesa grande y coloca las fotografías de todos aquellos que se han muerto para que coman, mientras tanto, baila marimba con la imagen de mi abuelo. Un paliativo para la soledad.

Mi madre la mira largamente mientras ella come comida licuada. Mi madre dice que pasa horas viéndola, tratando de pensar que sucede en ese mente otrora brillante. A mí me gustaría saber cómo nos mira ella a nosotros.

Suelto una risa apagada al imaginarme a través de los ojos de mi abuela, vestido de bombín y monóculo, bastón y mostachín. Y ella pidiéndome que la lleve al baile de coronación de la Flor de la Feria, ya que va a haber marimba orquesta y quiere bailar con su sombrero nuevo y llegar con un galán del brazo para que sus amigas del club la envidien.

Quiere bailar conmigo, sin saber que la gente que más quiero se me rompe en las manos, las mismas con las que escribo y trabajo. No sé cómo tomar esa vida frágil y darle felicidad con música. Yo sólo conozco de palabras.

El territorio hostil y desorganizado que es mi pecho, a veces se me ordena cuando me habla y me lleva de la mano a su patria memorial, cuando ser feliz era imposible igual que ahora.

Por eso, le beso la frente y la dejo hablando de ese tiempo que me duele a través de ella.

22 comentarios:

Issa dijo...

Sin palabras... unas gotas derramadas te dirian mejor lo que senti al leer esto que se me hace tan cercano...

Unknown dijo...

hmm... me recordaste a mi abuela. ella padeció de Alzheimer y murio hace unos 6 meses. Se presentaba costantemente, como para que no olvidaramos quien era ella: Maria Leonor Blanco Garcia Sologaistoa. Olvido todo menos su nombre. A mi me mato cuando ya no se recordó de mi.
Lo mas divertido es que yo la molestaba inventandole una historia alterna de lo que fue su vida. Me creyo todo menos una cosa: que era evangelica. Me dijo: ay que cosas decis! yo soy catolica, apostolica y romana!
siempre me pareció curioso, que no olvidara su religión.

Wendy García Ortiz dijo...

Las abuelas... ya se nos van las abuelas...

Anónimo dijo...

Maldita sea Jp este texto revolvio visceras, porque aunque de diferente forma yo estoy pasando por eso con mi abuela, lo que describis es tan cercano ahora para mi, verla como olvida mi nombre a veces, verla como le cuesta dar un paso, o simplemente sentada y callada recordando quien sabe que, me provoca un sentimiento muy raro por no decir feo ver como se va apagando todo, y como vos decis cuando se me queda viendo en silencio sin decir nada me pregunto que pensara si desearia tener mi edad o si le da gracias al cielo porque ya sabe que esta en la recta final no lo se pero cuando la miro asi siempre recuerdo eso que decia Baudeliere cuando escribia sobre " la espantosa garra de Dios"...

A. Sánchez

Unknown dijo...

Quizás sólo sepás de palabras, pero hay que ver cómo las manejás de bien. Me gustan tus palabras en tardes como ésta. Si, también me recordó a mi abuela, a los viejos y felices tiempos que ya no son.

Anónimo dijo...

A mí no me recordó a mi abuela... sino a mi madre. (Mal de Parkinson disease)

así es la cosa maestro!

Anónimo dijo...

FUUUUUUUUUUUUUCK, QUE COSA MAS ESPANTOSA! ME DEJASTAE UN VACÍO FEO, ES MUCHA MIERDA PARA UN LUNES, NO SE SI QUIERO LLORAR O CHUPAR O IR A ABRAZAR LA TUMBA DE MIS ABUELOS. SOS TAN BUENO QUE TE VOLVES MALO PARA CON NOSOTROS. TE ABRAZO A LA DISTANCIA ESCRITOR.

Duffboy dijo...

Hay un monólogo de Seinfeld, donde hace la relación entre los últimos cumpleaños de los viejos, y los primeros de los niños: todos invitan a quienes creen que son tus amigos, te ayudan a soplar la velita, etc. Siento tu tristeza bro, yo me quedé sin abuelas hace como 4 años. Fue el 1 de enero.

M dijo...

Hola! Me recordó a mi bisabuelita, tuve la dicha de conocer a cuatro pero con quien convivi más fue con Paita, la mamá de mi abuelita paterna. Ella también tuvo alzheimer pero a mi edad, nueve años, me admiraban sus comentarios y me hacian gracia. Luego, la vi en un sueño después de su muerte, fue bn bonito. Se despidió de mi.
Saludos!

Anónimo dijo...

Wow JP! se me salieron las lagrimas... como sabras Alvaro y yo somos hermanos y estamos pasando algo aunke diferente similar como dijo el con nuestra abuela. Yo desafortunadamente lejos... Y me entristece cuando llamo por telefono a mi mama y la oigo en el fondo hablandole a mi mama de quien sabe que cosas y la pobrecita ni cuenta se da que mi mama esta en el telefono. Por eso a veces me da miedo ponerme vieja, no las arrugas no me dan miedo, lo que me da pavor es que se me vaya la chaveta. Bueno y si me pasa (de que se me vaya el patin) ojala que este en un lugar feliz :)

Allan Martínez dijo...

Amigo qué bonito texto. Dejate llevar por su felicidad más que por su tristeza. Ellas viven de eso no les queda otra cosa. La realidad de los viejos fue mucho más simple y amiguera de noches interminables de felicidad. Recordate que nunca va a volver esa felicidad tan inocente. No te alejés con melancolía de ella interesate con una sonrisa y la vida mejorará porque ella vivirá más en vos. Salud Amigo y un abrazo.

Quique España dijo...

mi querido abuelito sufrio de alzheimer tambien creo q unos 2 o 3 años, progresivo lento al principio y severo al final de sus dias en 2002, recuerdo q yo le decia "Lito mira tu comida" y me respondia "pero si ya comi toda mi vida, ya no necesito mas!!" me sacaba las lagrimas de tristeza aunque me encantaba y sorprendia la lucidez y conviccion con la q respondia... yo tuve la bendicion y honor de cuidarlo en su ultima noche en vida, maravillosos los abuelitos.

El ciclo de la vida no tiene conciencia.

-eee

Gabriel Arana Fuentes dijo...

Mi abuela murió a los 91 años. Los últimos cinco fueron los peores, con un derrame y un Alz. Todo empeoró cuando preguntaba, por sus familiares, era difícil decirles que ya habían muerto, cuando se ponía a llorar me sentía insignificante. Pero era raro porque a veces, como que regresaba del patin y de lo más normal, hacía cuentas para saber cuantos años tenía, se reía y decía “que vergüenza… 90 años… es mucho tiempo“ preguntaba por las plantas, los vecinos y los gatos, los políticos y de repente de regreso a las loqueas, interrumpía las conversaciones y decía que Ubico era la mera verga porque no habían ladrones. Su última semana no habló. Solo nos miraba y nos hacía señas. Nuestro vecino es médico, la visitó le hizo el chequeo y nos dijo, cumplan todos los gustos que les pida, es cuestión de días, no pasa del viernes y así fue. La última vez que la vi, sus ojos eran fríos, no soporté la mirada, era una mirada de impotencia, de vacío y de resignación. Al día siguiente fue que murió en su cama, como siempre deseó.

José Roberto Leonardo dijo...

Siento mucho lo de tu abuela Juan Pablo, igual, exactamente de lo mismo murió mi abuela hace 11 años, toda la vida vivió en mi casa, y fue duro, pero yo siempre traté (y te lo digo también como consejo) en pensar en todos los buenos momentos que vivimos juntos, cualquiera que sea, así el recuerdo grato alivianara el dolor. Espero que poco a poco te vayas recuperando mano, y no te olvides de la gente que sé que te quieren, y te quieren ver bien. Ánimo (sacálo desde lo más último y profundo de vos) y a seguir luchando, un fuerte abrazo...

tH3 j0K3r dijo...

a nota mas cabrona mi abuela no tiene el mes de haber dejado su cuerpo fisico y pasar a pasar a otro plano existencial

leer esos pensamientos duros y acertado, frios y reales de una enfermedad y de la persona en este caso que la padece

hacen reflexionar, que no sabemos lo que nos espera el tiempo

esten ahi para sus seres queridos, aunque no se los pidan, aprovechen cada segundo

el Kontra dijo...

Muy bueno Compadre, yo estuve bastnte cerca de mi abuelo sus últimos días y vaya que aprendes bastante aunque también te confieso que me asusté mano. Saludos!!

Anónimo dijo...

Música, palabras... Cómo la ingratitud del tiempo nos va quitando los recuerdos y los seres queridos.

Irish dijo...

Esas líneas que haz tecleado, que solo el tiempo las
pueda borrar.

Chicaborges dijo...

Mi abuela materna murió a los 96 años un mes después de su cumple en el cuál bailó hasta que le dolió el último huesito. Nunca perdó la memoria pero si andaba un poco "destanteada". Tres días antes de morir entró en una especie de letargo pero antes de perder por completo el conocimiento le dijo al Dr.que le preocupaba sentirse bola por que "sabe doctor la mujer borracha da la cucaracha"

Abrazos JP qué post más sublime. Tus palabras hicieron click en todo y nos sacudiste el sedimiento.

David Lepe dijo...

Es difícil no encontrar una historia de abuelas que no sea triste. Mi abuela es una de las pocas personas que he amado en mi vida. Cuando se fue, tardé años en aceptarlo del todo. Me hiciste recordar muchas cosas. Por cierto, a mí tampoco me gusta visitar cementerios.
Lindo texto amigo.

Anónimo dijo...

Que triste...

ACR

Analu dijo...

que decir, si todos ya todos lo han dicho. cuando falleció mi abue materna, mi "mamangelita", fue muy dificil, la vimos en el sufrimiento del cáncer, no le falló la memoria, pero a mi me tocó cuidarla en su penultimo dia... recuerdo muy bien que temblaba del frío y por más que la abracé, creo que ni yo entré calor y este texto hoy me dolio en alma, lo senti en la garganta (el nudo de lágrimas), pero como ella decia, estaré contenta xq estaré con mi señor... que así sea.
Ahora me esta tocando otra situación, la abuelita de mi novio, señora de 96 años, que recuerda horas, fechas, años, numeros y hasta nombres de los años 30's, increible la mujer para estar ya totalmente en cama, sin embargo todavia me habla y considera como su nieta. Generalmente dicen que se van cerca del día de su cumple uno o dos meses antes o después... con mi abuelita asi fue, ella es del primero de octubre y se nos fue un 27 de sept. saludos y animo, los recuerdos son los mejores...