viernes, 25 de mayo de 2007

LOS VIERNES

Así sucede que la ciudad se torna oscura. Literalmente este viernes brumoso y de calor puesto en el valle. El tráfico apremia como siempre y una pareja, adelante de mi carro, enfila hacia la calzada Rooselvelt. Quiero imaginar lo mejor para ambos.
Un tipo de telemercadeo alucina con un producto por el teléfono, me pregunto si sabe lo que vende o si él mismo lo tiene. Tiene esperanza su voz y es lo mejor del día que me ha pasado.
Pienso en toda la gente de esta ciudad y en lo que piensan del viernes. Es duro contratarse como citadino y tengo ganas de bailar y reirme mucho. Ya casi termina la tarde y necesito
un respiro de este tráfico y su destino lejano.