martes, 15 de mayo de 2007

CANIBALISMO

Mi madre me llama para avisarme que en su casa hay una rata y que es necesario que la matemos entre los hombres de su vida. Mi padre, mi hermano y yo estamos frente a un closet armados de palos y prístinos a los saltos del bicho.
Me da no se qué. Es una ratita pequeña, pero agresiva, tiene caracter. Nada que ver en tamaño con los que se acostumbra uno a ver en el plaza, frente al Palacio Nacional. No hay gatos por allí porque las ratas, del tamaño de un perro pequeño, se los comen en un dos por tres.
Tendré que matarla como antes lo he hecho y le dedico este textito desde mi fe de rata, que la evolución me perdone.

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