martes, 26 de abril de 2016

PEPENAS DE MUERTE 2: CRISTIANA VENGANZA


Para buena parte del mundo árabe, el homosexualismo es una aberración que se condena con la muerte. Es decir, existe la pena capital para todo aquel hombre que no cumpla con el mandato de "no desearás a tu vecino, ni al esposo de tu amiga".

Los diferentes medios electrónicos se inundan de vez en cuando con fotografías muy ilustrativas de gays siendo ejecutados por esas tierras donde el mensaje de Mahoma es desvirtuado al punto de parecer cristianos interpretando la Biblia.

Les lanzan de azoteas de edificios o mezquitas, o bien los cuelgan del cuello y los suspenden por medio de grúas hasta que dejan de bailar agónicamente, y mueren. Imagen nada grata, por cierto. Ese tipo de noticias dejé de verlas porque me entra un enojo profundo por la humanidad.

Me dan ganas de matarlos a todos esos, los que matan.

Ni hablar de casos extremos de lapidaciones donde el padre apedrea hasta la muerte al hijo porque le gusta jugar más con el Ken de la Barbie, que con sus GI Taliban. Vaya desgracia.

Para los fundamentalistas del Islam, el homosexualismo comparte podio entre los pecados capitales como el asesinato y el narcotráfico. Esa condición significa muerte, pero, si la pena de muerte funcionara, ya no habrían gays en Irán. Por ejemplo.

Y esa es mi tesis: matar a alguien no soluciona el problema de raíz. Y, obviamente, no digo que aquellos seres humanos con tendencia sexual distinta a la norma, sean un problema social, únicamente me sirvieron para ejemplificar que la pena de muerte no soluciona nada.

Aclaro esto para que mañana me tachen de homofóbico o misógino (soy un vil misántropo a secas :) Pero ya vamos en serio: Texas es de los estados de la unión americana que más se ufana de pasar gente por el patíbulo, tanta, que comerse un steak allá debería de generar muchas dudas... digo, miremos el índice de obesidad de Estados Unidos.

¿Pero esto ha paliado de alguna manera el crimen...? Absolutamente no. Al contrario logró hacer más cínicos y kamikazes a los delincuentes: si cae, lo meten preso, juicio largo y pasillo de la muerte hasta por 30 años. Es carísimo mantener un sistema así inclusivo para el estado más rico del país experto en muerte.

“Bueno”, dirán ustedes, ángeles de la muerte, “pues se agarra al delincuente, tribunal de fuero especial y zaz, muerto el degenerado”. Sí, y volvemos a la década de 1980 donde cualquiera podía ser desaparecido por conectes con jueces corruptos, militares de hígados negros. No gracias, así cualquiera que caiga mal, ya le dan chicharrón.

Los argumentos de estas latitudes son risibles, emocionales y pendejos. Para el lobbista de la pena de muerte la cosa no pinta distinta. De nada le sirven la cantidad de títulos académicos alcanzados si exigen justicia por medio de acabar con una vida humana.

La pena de muerte es más política que práctica. Ellos lo saben, inclusive es ideológica. Quien tenga el poder estatal, tiene licencia para matar, y quienes ostentan y aspiran a dicho poder, se ha comprobado que son idiotas y empresarios de corte ultraconservador con posturas tan neuróticas y retrógradas, que hacen ver al dinosaurio de Tito Monterroso, como un comunista.

Resumen: la pena de muerte no es otra cosa que la salida sangrienta que el pueblo exige a sus élites, ante los desmanes que individuos o grupos criminales del pueblo, realizan contra el pueblo mismo. Pero, no se dan cuenta que las condiciones para que esos abusos existan, son propiciados por la propia élite.

Como dije en mi columna anterior, desfilarán por el patíbulo delincuentes de poca monta dejando a los criminales de cuellos blanco, a lo suyo: mantener el estatus quo. Y claro, las condiciones no cambiarán únicamente, se irán empeorando.

Como en el caso de Irán, nuevamente, donde luego de matar mujeres y niñas (los hombres son muertos casi en exclusividad por narcotraficantes y homosexuales), se han extendido al arte: conocida es la fatwa a Salman Rushdie por su libro Los Versos Satánicos. Y menos conocida, la aprensión del grupo de heavy metal iraní Confess por apóstatas, lo que supone, sí adivinaron bien, pena de muerte. Esto sucedió apenas hace unos meses.

Si empiezan matando a los culpables directos de los crímenes, luego se buscará a los "supuestos" culpables ideológicos de esos crímenes, y tan fácil que es limpiarse las manos en el paño del arte. Si acá hay propuestas de leyes para querer prohibir música y videojuegos, no quiero saber que le harán al escritor Estuardo Prado, por ejemplo.

Muchos están blandiendo cual bandera de la efectividad de la pena de muerte, un escueto artículo de Singapur y de cómo salió del subdesarrollo gracias a la pena de muerte. Pero si bien, entraron en una purga delincuencial fue la educación lo que impidió la escalada de violencia, Singapur tiene uno de los sistemas educativos más accesibles del planeta, rankeado en la élite donde Finlandia, reina.

Así que no fue matar a granel… bueno, un poco, pero lo que hizo el trabajo fue educar. ¿Le cuesta entender eso? Talvez va siendo hora que repita la primaria.

Recuerde, usted se hace llamar "buen cristiano" y sigue los pasos del Mesías, aquel que pregonó amor al prójimo, no cruz para los delincuentes, debe de replicar ese mensaje. De lo contrario talvez se confundió y debería de seguir a Rambo y no a Jesús.

Feliz descanso y no mate, ni se mate. Salud.

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