lunes, 29 de abril de 2013

BALADA DE MI MUERTE



Cuando me maten - porque voy a morir asesinado - no será un acto político ni nada por el estilo, yo a nadie ofendí con mi impostura; así que no se asusten ni busquen tales detrás de la bala, es una bala cualquiera, fundida en plomo y cobre para cegar la vida de un silvestre en la calle como yo.

Es mi tiempo el de las balas y los proyectiles, como fue el de Homero el del acero y el bronce, tantos poetas que sucumbieron al filo del otro, es normal que yo lo haga al plomo y la pólvora. No será mi mano quien se lleve la decisión a la sien, será el gatillero de a diario quien me entregue al barquero.

Será un gusto, imagino, aunque no puedo dimensionar si habrá dolor o será un susto y ya, motores fuera. Un gusto, repito, que un objeto tan breve que contiene tanta energía y trabajo del hombre pase mi carne como revienta a un árbol. Se cae una hoja y todo sucede, ya me redactarán una roja en la página 12 del diario de mañana.

No es malo eso, piénsenlo. Tanto que la muerte aterra pero venidera como el sol de mañana, no falta a la cita. Últimamente he visto la algarabía sobre el tema, la ofensa por morir, la desdicha de ser matado, la dolida lástima por el suicida. ¿Acaso no han pensado que lo buscaron? ¿Por qué todo tiene que ser culpa de alguien?

No resistir a morir tiene arte. Es recibir el cosmos en su orden establecido. Nadie nos sobrevivirá, ni Dios a sí mismo. Ni el Diablo a su ironía. Ni yo, ni ustedes, ni el planeta. No encuentro nada especial para que me haga eterno, lo perenne se acaba. Pregúntenle a José José.

Los asesinos son necesarios. Limpian las calles, reinventan a la especie, la nutren de sentimientos, de melancolía, de odio, cada muerto nos trae la nueva vida. Imaginen en este preciso instante la cantidad los cientos de miles de hálitos expedidos, la gente muriendo mientras ustedes pronuncian dentro e su cabeza “muriendo”, el gerundio más activo del planeta. Déjenlo ser porque nada detiene la naturaleza humana, el asesino es el lenguaje.

De nada sirve la igualdad de condiciones, la paz, la salud para todos, la eliminación de la pobreza, la justicia ni la injusticia: el hombre tiene el caos adentro y brinca de un cuerpo a otro. Por eso se mata porque se odia el orden, para que la belleza exista se necesita una base de corrupción, no hay justicia – entiendan – hay asesinos y ustedes y yo, somos cómplices. Déjenlo ser, nada se resuelve persiguiendo lo inevitable.

Yo mañana que salga a trabajar, lo buscaré como siempre. Lo encararé mientras mi cuerpo expele sangre, sangre liberadora y me dejaré ir. No busquen culpables en esto, es el designio divino que nada podemos contra la mano que borra. Ya no tengo miedo. Deje de temer y la calle será una vereda en primavera.

Yo amé todo y lo odié por igual.

"This is the Central Scrutinizer. Joe has just worked himself into an imaginary frenzy during the fade-out of his imaginary song. He begins to feel depressed now. He knows the end is near. He has realized at last that imaginary guitar notes and imaginary vocals exist only in the mind of the imaginer. And ultimately, who gives a fuck anyway?! Excuse me. Who gives a fuck anyway? So he goes back to his ugly little room and quietly dreams his last imaginary guitar solo". Joe´s Garage, Frank Zappa.


martes, 23 de abril de 2013

UN BLOG CONTRA TODO


Soy el autor de un sitio web donde subo textos de toda índole, es mi libreta de notas, es mi parte de atrás del cuaderno, las paredes del baño público donde escribo mis sandeces. El sitio se llama Fe de Rata y es este que ustedes visitan.

En el doble sentido, jugando con el nombre que habla de la vida espiritual de un roedor conocido por astuto, vicioso, destructor; y la errata, pues cuando se enmienda un error cometido. Eso.

El sitio lo armé luego de ser vetado del periodismo escrito y casi cerrados los espacios como reportero y columnista. Fue un desahogo genial, el culmen de la histéresis, pletórico escribí y escribí y acumulé notas, poemas, crónicas, análisis, reportajes, entrevistas y burlas. Todo bajo el tono de la sorna, la ironía y el sarcasmo. 

Fui mi propio jefe y decidía qué hacer. Fue mi gimnasio para escribir y lo hacía a diario porque no tenía otra cosa más importante que hacer que ejercitar la narrativa.

Le rendí homenaje a mis lecturas y autores de cabecera; hice textos a los personajes que me interesaban y cuando sentí, los visitantes empezaron a llegar. Primero dos tímidos, luego cinco, la docena, la centena, los miles.

En la fiebre blog, se convirtió en el más visitado en asuntos del mundo de la cultura. Generó mucho amor y mucho odio. Y aparecieron los trolls, aquellos usuarios que básicamente se metían a chingar la natural disposición del sitio a la libertad de expresión. 

Asimismo, ha sido un honor contar con la colaboración de artistas plásticos y diseñadores que han donado su labor para embellecer el sitio. Les rindo homenaje a su trabajo con una pequeña galería al final del blog. Por cierto, el actual header es colaboración del magnífico Álvaro Sánchez, un artista como pocos con una abstracción del mundo tipo neurogore. Un genio.

Así que, como quien no quiere la cosa, se convirtió en un ícono de la contracibercultura y mañana miércoles en La Maison de France (13 calle 7-98, zona 10) a las 7 p.m. estaré compartiendo experiencias del tema junto al escritor Eduardo Villalobos y la narradora Jessica Masaya.

Esto es gracias a los diálogos culturales que la promotora y editora Mishad Orlandini está organizando desde su proyecto Alas de Barrilete. Se transmitirá en vivo a todo el mundo por Agora News Livestreaming. 

Les espero para hablar las barrabasadas de siempre e intimidades acerca de un proyecto que sigue creciendo y proyectándose en Iberoamérica. Chin chin.

martes, 16 de abril de 2013

LA BLASFEMIA GÓTICA


Me acordé de Julio Mendizábal el sábado. Él escribió una novela de rasgos urbanos delirantes publicada póstumamente por Magna Terra en 2005, el mismo año de su muerte.

Fue mi amigo. Trabajamos en la redacción de Siglo.21 cubriendo ambos la sección de cultura. Cuando me sumé al equipo ya estaba allí, famélico, blanco enfermizo, ojos tristes cafés, pelo castaño y alborotado, enfermizo. Nerd de nariz mocosa.

En verano o en invierno, siempre, siempre una camisa a cuadros, debajo de un raído suéter de casimir. Hola Julio, hola JP. Todos los días el saludo y a dividirnos la agenda. Escribía con manos frías, cálidas notas del mundo cultural.

La Blasfemia Gótica es su única novela. Un documento de una ciudad hosca, en las sombras, un paneo sobre la violencia psicológica de los que aquí vivimos. Tiene errores, tiene omisiones, brincos narrativos difíciles de pasar por alto, le falta desarrollo. Era una obra en construcción pero así fue publicada, con prisa.

A pesar de todo, nadie se ha metido al delirio urbano como lo hizo él. Fue un cometa oscuro en la constelación de talentos literarios emergentes. Pasó desapercibido, leyendo, escribiendo, planeando su texto, imaginando las terribles y asfixiantes situaciones que allí se describen. Nunca hay día en su narrativa, todo es noche cerrada.

Gran lector, tenía una cultura musical impecable; gracias a sus charlas conocí muchos grupos que aún escucho constantemente, bandas sonoras de una ciudad como la que vi el sábado, inamovible en su violencia.

En cada esquina hay banshees anunciando calamidades, ojos miran desde las alcantarillas, manos piden algo que nadie da nunca, el último aliento de los muertos forma una niebla naranja y cuando amanece, todo vuelve a las páginas de esa novela herida, casi terminada, un texto renegado dentro del borderline, el más outsider dentro de los proscritos. Eso, un cometa oscuro en un cielo nublado.

Me avisaron de su muerte, una terrible muerte. Ya no trabajábamos juntos, había dado un largo periplo por el periodismo cultural, luego trabajó en relaciones públicas y el brillante mundo empresarial no es lugar para un nictálope. Me avisaron un día en la mañana, antes del café, tenía 31 años.

Nadie sabe si fue accidental o fue su decisión. Primero asfixiado en su apartamento y luego el fuego, el terrible fuego que brinca de la estufa al cuarto. Una nota roja para un hombre oscuro. Así fue como Julio Mendizábal dejó este mundo bajo la nube misteriosa que siempre le acompañó. 

Ya no vio muchas cosas, y su novela sigue esperando lectores. Mi amigo Donnie Darko, perdedor.

lunes, 15 de abril de 2013

LIGHT UP THE DARKNESS



El diario devenir nos ahorca de malas noticias, de violencia, nubarrones insondables de malas acciones de gente cotidiana, de gobernantes, de mareros, de curas, de males. La vida, en resumidas cuentas.

El título de esta columna es una frase de Bob Marley significa “Ilumina la oscuridad” y se me viene a la mente cuando me entero de casos como los de José, Samuel y sus papás, doña Ingrid y don Manuel.

Me enteré al leer la seguidilla de notas del periodista Hans Galindo de Nuestro Diario. Hablé con la protagonista en cuestión, junto a su esposo tienen tres hijos, uno de los cuales – Samuel – es de educación especial. Tiene 23 años y la edad mental de un niño de 12 meses.

Afrontar la situación, asumirla, vivirla, no ha sido fácil. Le han querido con todo y saben lo que ello conlleva. Se enteraron del caso de una abuela – Doña Marta – que cuidaba a su nieto José de casi 30 años y aproximadamente, 5 años de edad mental. Un niño grande, un gigante noble como el personaje “De ratones y hombres”, de John Steinbeck.

Doña Marta falleció dejando en la orfandad a José, quien no tiene padres. Los vecinos cuidaron por algunos días al muchacho quien vivía sólo en un cuarto, en condiciones precarias, con ratones corriendo entre sus pies y cucarachas nadando en la sopa. Preguntaba por su abuela y su ración de pastel a las seis de la tarde todos los días.

Algunos días después la pareja fueron a visitarle para dejarle alguna ayuda pero al ver la situación, me explica doña Ingrid, no pudieron dejarle allí tirado luego que varias instituciones rechazaron hacerse cargo del niño. Optaron por adoptarle, por la experiencia de tener un caso similar en casa y por no tener corazón de dejarle a su suerte.

Decisión dura porque significa el doble de cuidados, otra boca que alimentar más y un reajuste en el presupuesto familiar no contemplado. Doña Ingrid es muy específica que no lo hicieron por desatar lástima en el prójimo y lucrar con la caridad. Prefiere no dar sus datos. Pero si alguien quisiera apoyar, me envían un correo y con gusto les proporciono el número telefónico para que platiquen con ella.

Su esposo trabaja en ventas y ella es ama de casa. Ya José le llama mamá a ella, papá a don Manuel y tiene hermanos. Hasta una nueva abuela que le lleve alguna ración de pastel a las seis de la tarde. La sonrisa de José ilumina la oscuridad desde la zona 18. Al menos, lo hace conmigo.