jueves, 18 de marzo de 2010

VIDA NOCTURNA: MUNDO GAY, PARTE 3

Mucha tela que cortar sobre el tema de la noche y los homosexuales. No hay duda. Se les agradecen los comentarios vertidos en las dos previas entregas y desafortunadamente no publiqué varios por atacar a ese estilo de vida y hacerlo anónimamente.

Publico aquello con fines ilustrativos y si se hace una crítica, que sea plenamente identificada. Es fácil tirar piedras detrás de la pared de la ignominia. Si los gays salen del closet, como heterosexuales hay que tener la misma valía de firmar con nombre y apellido.

Pero volviendo al tema que nos compete. La única zona libre que he conocido respecto del gayismo es el Centro Histórico. Y lo digo con conocimiento de causa ya que viví muchos años de mi vida en esa fabulosa área. Es el centro de la galaxia, la nebulosa donde nace un espíritu que se transfiere a otros lugares de la urbe. Y el mundo gay tiene un caldo de cultivo en este lugar, que se encuentra a la vuelta de la esquina.

En mi caso, literalmente, ya que viví algunos años sobre la 5a. Avenida y 4a. Calle, justo a la vuelta de Ephebus y es de común conocimiento que la 5a. Avenida es patria del travestismo, principalmente de la 9a. a la 16 calle de la zona 1. Pero eso no quiere decir que no pasaran algunos cometas con su vestido de luces, de vez en cuando frente a mi edificio.

Caía en cuenta de eso ya bien iniciada la madrugada, cuando por ejemplo, caminaban a sus casas las reinas de la noche con su perorata faisanesca. Hablaban y sus voces roncas y cantarinas rebotaban en las paredes de las casas y apartamentos con habitantes dormidos. Seguramente, al igual que yo, otros usuarios de la noche eran testigos de situaciones, comentarios y conversaciones bastante alejadas de lo que se pueda escuchar a diario.

De igual forma, visitar los bares es someterse a un mundo que parece extraídas de una película tipo B, aquí algunas situaciones ilustrativas:

- "Y esa maldita hijaeputa trató de pegarme vos y le saqué el cuchillo. Ya quiero ver la explicación que le dará a su mujer de ese rayón en la panza". (Haciendo referencia a un cliente casado).

- No mi amor no me dejés! No mirás que por vos trabajo, yo te voy a conseguir todo lo que querrás! (Un tipo maduro con el auto a media calle rogándole a un muchachito que no lo dejara).

- Pelea, tacones, gemidos agudos, gritos roncos, blasfemias y golpes secos. Sollozos de despecho y un gemido largo y apagado. El vagabundo de la esquina se levanta y se dirige al travesti peleado con un novio/cliente y le ofrece un trago de su octavo. "Gracias papito, tan chulo que es", le dijo.

- En una fiesta de cumpleaños, abogados y un diputado bailando juntos en trencito. Brillaba tanto el broche del Congreso cada vez que le pegaba un reflejo de la bola de espejos.

- Los meseros del bar eran los stripers.

- El rockero borrachísimo. De playera negra, botas de cuero negro, jeans raídos, cabello largo y sucio, con una boa de plumas rosadas manoseándole el rifle a un striper que le hacía un lapdance. Nunca se quitó los lentes de espejo y le metía billetes de baja denominación en la tanga donde aprovechaba a tocar un poco de más.

- Los peluqueros del Capitol tomando en el Bar Agapito, soportando chiflidos de los comensales, quienes en su mayoría eran repartidores, cobradores y obreros. A las dos horas de estar escuchando música y tomando cerveza, sacaban a bailar reaggetón a los estilistas.

- Un consejo de belleza de un gay es más importante que una clase de estética del arte.

- El viejito maricón que trababa los ojos cuando se le iban encima los patojos en la pista de baile y le pegaban los cuerpos y él metía mano como en concurso de dinero gratis por televisión. Tenía cara de Constatino Kavafis en concierto de Gloria Trevi.

- La Trevi. He visto tantos imitadores tan buenos y con tal sentimiento que hace que a uno le guste temas como "En el recuento de los daños".

- O Mónica Naranjo.

- Ver a un tipo recién separado de su mujer hablando por teléfono y diciendo "pero te amo, tu sabes que te amo". Y de fondo una pantalla de 52" LCD con una película porno donde se miraba un pene descomunal de un negro, persiguiendo a otro macho.

- "Conocí al Negro Tristezas!!!!!!!!!" Le dice una loca a otra, "y porqué tristezas vos?". Ay chula, es que vieras el penón que se anda echando...

- La solución al conflicto de Israel Palestina llegó a su fin en Guatemala, con el judío gay novio del palestino en un bar de la zona 1. Sin duda que la paz, llegó gracias al viejo y conocido “paz, paz”. Haz el amor y no la guerra.

martes, 16 de marzo de 2010

VIDA NOCTURNA: MUNDO GAY, PARTE 2

Bajaron de dos pick ups de doble tracción, los guardaespaldas acompañaron a los dos finqueros hasta la puerta de entrada de Genetic. Los autos eran de lujo y estaban sucios con ese lodo propio de quien viene del campo.

Ellos vestían a la usanza campirana de los terratenientes: botas vaqueras, jeans de corte recto, camisas a cuadros de manga corta, cinturón de cuero con hebilla de motivos bovinos, y cada uno, una pistola al cinto que observé, eran Colts modelo 1911. Una pavonada y la otra niquelada.

Altos, con el particular bronceado del trabajo de finca, uno con un bigote espeso y el otro de rostro anguloso y ojos claros. Manos recias, delgados pero macizos.

Cuando los vi entrar a la disco gay supuse inmediatamente que siendo de fuera de la ciudad, iban con rumbo desconocido y perdidos, decidieron parar por unas cervezas antes de partir a sus lejanas moradas.

Estaban frente de nosotros en la cola de ingreso, yo iba con mi ahora ex traida y comentábamos la situación. Me los imaginé cuando fueran abordados por los cazahombres residentes, desmostolando a mano limpia esa fabulosa discoteca.

Entregaron sombreros y pistolas en el guardarropa y yo morbosamente comía ansias para ver cómo saldrían corriendo de allí al verse acosados por los maricones, o empezar un pequeño apocalipsis al ver su hombría en tela de juicio.

Sigo asombrado hasta el día de hoy cuando sale un grupo de locas, una se acerca y le estampa un jugoso francés al de bigotes quien le agarra las nalgas. Sueltan carcajadas de viejas chimonas y entran a la disco, donde los vi sin camisa a media pista de baile, completamente felices.

Los estereotipos, lo sé. Pero estos brokeback mountaneers estaban rompiendo esquemas desde allí, el centro de una disco gay, es decir, los grandes machistas - los hombres de campo - eran ambulancias en tráfico: aullando y haciendo cola.

En una oportunidad, en un reconocido bar gay que se llamaba Ephebus, conocí a hombrón que promediaba los dos metros. Casado y con tres hijos, pero descubrió en su madurez que las flojas gracias de su mujer no eran competencia frente al cuerpo esbelto del efebo que tenía por compañero de trabajo.

Además, el chico era chef y ni modo, al corazón de un hombre se llega por la boca. Y por medio de la lambada, el baile prohibido de las espaditas.

Me decía, y cito, "yo soy hueco vos, me echaron de la familia pero tampoco quería pasar de doble cara, y ni modo, aquí se está mejor y nadie me chinga. Já! Pero antes de irme, mi mujer se enteró de qué estaba con mi patojo y me dijo que hubiera preferido que la dejara por una mujer, le rompí el corazón", me dijo el cerotosaurio antes de seguir meneandose entre la hombrada.

Las palabras peyorativas respecto de los gays, son de uso común entre la misma comunidad. Quien diga lo contrario, nunca ha pasado una velada en un antro o se hace de la boca pequeña, doblemoralistas de lo políticamente correcto.
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Y vamos, sí es lo políticamente correcto en esos casos, es decir, cuando los movimientos de reinvindicación se institucionalizan se busca la igualdad por medio del respeto y no se puede lograr eso llamándose de esta u otra forma. En Estados Unidos los negros se pueden llamar niggers entre sí, pero no los de otra raza a ellos. ¿Sucede lo mismo en estos casos?

Sigo con las historias sobre lo que he visto en estas comunidades. Y aclaro, no tengo nada contra el movimiento, ni contra los homosexuales. Por favor! Pero tampoco soy gobierno para dar discursos complacientes, ni políticamente correctos. Ni trato de quedar bien con nadie. Los amigos de la tercera opción que me conocen, ya saben del aprecio que les tengo.

viernes, 12 de marzo de 2010

VIDA NOCTURNA: MUNDO GAY, PARTE 1

A raíz de un correo que recibí de un amigo de Facebook he decidido hacer un repaso de la noche desde la perspectiva del divertimento gay. Es decir, aquellos lugares donde los de la tercera opción pasan sus locas parrandas. Así les presento este cómico y breve repaso de un heterosexual al enfrentarse al mundo de la vida alegre. Publicaré los comentarios que no sean ofensivos para nadie, si quieren usar seudónimos, adelante.

Lo acepto, la primera vez que ingresé a un antro gay pensé que iba a ser víctima de un gang bang masculino y que todo mundo me miraba mis discretas pero bonitas nalgas. Que al ir a mear, alguien me la quisiera sacudir o verme atrapado en medio de un trencito de baile cantando a todo pulmón It´s raining men. O terminar bailando de cachetío con una gorra de policía en The Blue Oyster (no se pierdan esta genialidad de la comedia ochentera).

Pero no fue así, nadie se me declaró, nadie me juzgó ni intentó sacudirmela, o peor aun, pedir que se la sacudiera. Tampoco fue cosa del otro mundo y poco a poco me fui despegando de la pared para relajarme un poco. Nadie me sabroseó con la mirada y no creo que lo hayan hecho por la espalda. Bueno, no tengo ojos la espalda y el único que tengo atrás, no mira.

Mi primer contacto real con un gay vino de la admiración. Fue en 1999 en el congreso ABC, Asturias - Borges en su Centenario, realizado en Guatemala. Por ese entonces me metí de shute a prácticas en la Prensa Libre y caí en Revista Domingo donde al no hallar oficio ni beneficio, me autopropuse para irme a cubrir tan magno evento. Cosa que no hice.

El tipo era un Indiana Jones de la literatura, un viejo canado y barba hirsuta de pantalón cargo, camisa raída y sombrero. Su obra literaria era de una clara sensibilidad hacia el pueblo mapuche y su sufrimiento. Un escritor entregado a la comunidad para dar a conocer y resarcir los abusos causados por sus antepasados europeos.

Un tipo fácil de hablar, talento y experiencia de campo. Lo admiré. Él por su parte, me quiso hacer el pase de la cajita de aguas y colocarme una manzana en la boca... entre otras cosas. Desde entonces, supe que tenía que afinar los sentidos en materia de quién era amigo o... quería ser más que mi amigo. Me sentí usado y afortunadamente el incidente no pasó de un malentendido y pude seguir manteniendo la honra intacta para orgullo de mis padres y la propia.

Al año siguiente me encontré laborando en Madrid, como comunicador y la ciudad me fascinó. La vida nocturna era un trabajo aparte y había tanto en qué enfocarse. Todo era subirse a un metro y salir donde fuera a conocer. Allí llegué a Chueca, el barrio gay.

Con una ex compañera de labores que se convirtió en mi hermana, investigamos el lugar sin mayores contratiempos. Era accesible para nuestro limitado presupuesto y los maricones, por su lado, respetuosos. Me hablaban y al saberme heterosexual, abandonaban los posibles intentos de conquista.

Los gays han sido, aunque lo niegue a oídos sordos el Vaticano y los conservadores, ente fundamental de la construcción del tejido social humano. Existen en todas las culturas y niveles, no son aberración, ni pecadores. Aunque algunos parezcan piñatas, no implica que se les tenga que discriminar. Ni pegar con palos.

Cosa rara la postura de la Iglesia, cuando en su seno se forjan los más cruentos pederastas que se conocen. Por eso es mejor que no escupan al cielo porque les pueden hacer un facial.

Por ejemplo, se habla de la histórica mariconez de los griegos antiguos. Sócrates, su alumno Platón, Cátulo, Safo, Alejandro Magno, entre otras locas, digo, personas. Claro, hablamos de una época cuando el amor al prójimo se demostraba con un arrimón de camarón o una nalgada con pellizco y dedeada. No por nada, no se sabe mucho de lo que pasaba en el liceo, donde los maestros inyectaban la semilla de la sabiduría a sus alumnos.

Pero no se confundan, eso no quiere decir que los gays son más inteligentes que nosotros los hetero. Mañosos, talvez sí. Ahora si usted quiere probar si así se hace más inteligente, pues me cuenta los resultados de sus inyecciones de sabiduría.

A saber qué le hizo Aristóteles a Alejandro Magno que ya nunca pudo separarse de Hefestión. Y es obvio que el amor platónico, aquel devenido de la mera observación inalcanzable, hace referencia a Platón mientras observaba a los patojos retozar, es decir, encontrar la belleza en la juventud que hace la universalidad. Si Platón hubiera vivido en esta época, sería el profesor de educación física con bigotito al ras y shorts tallados al derriere y al paquete. Con una mano al mentón y suspirando.

Si se dan cuenta, el pensamiento occidental está basado en los grandes filósofos griegos que les gustaba el chocobanano tanto como la elaboración de esquemas filosóficos, sociales y artísticos. Y tanto le debe la iglesia cristiana a la cultura griega que es raro que ahora le de la espalda... no sé si es insinuación o depecho, pero por algo será.

La homosexualidad no es una enfermedad. Algunos de mis amigos y amigas, patean al revés, y son personas normales, propositivas, trabajadoras y responsables. He conocido escritores, pintores, músicos, cantantes de ópera, ingenieros, diseñadores, fotógrafos, periodistas, médicos, estilistas, empresarios, diputados, abogados, presentadores de tele y albañiles (claro que en estos últimos, el uso de la cuchara, pierde cualquier posibilidad de albur).

Hablaba de este tema cuando tenía una columna en el Siglo Veintiuno y me metí a pleito con el director de ese entonces, un semi santo wannabe del Opus Dei. De allí, las diferencias irreconciliables con el tipo ese.

En fin, ya de vuelta en Guatemala y de estar metido en el mundo del arte, donde abundan los librepensadores, fui teniendo mayor contacto con el lado oscuro de la luna. Conste, que no quiero decir con esto que a mí me gustan los hombres o que me truenen las visagras del closet por salir, porque no.

Creo y estoy de acuerdo en que la mejor discoteca de Guatemala es Genetic. Y hablo de todo espectro ya que a pesar de estar enfocada al mercado gay, no se circunscribe a "men only", ni discrimina a los que llegamos en algunas oportunidades acompañando a la novia y a sus amigos huecos.

Historia chistosa. Estaba en la barra junto a mi chica de ese entonces cuando me saluda un ex compañero de la facultad de comunicaciones que tenía rato de no ver y empezamos a charlar. Que el trabajo, que la vida, que qué buena onda vernos, etc. Hay carajo, cuando intenta tomarme de la mano y me dice en tono goloso como si fuera el Caballo Rojas "y no sabía que venías a esta disco".

Laputamadre, me cagué y no de la emoción. No le había presentado a mi chica y pensó que era fanático de la marimba garífuna. Una vez resuelto el malentendido, todo bien. Pero dejó de ser mi amigo, mejor para ambos para evitarnos las vergüenzas mutuas.

Mi contacto con la morrada fue muy seguido desde entonces. El morbo literario me ha hecho un tipo curioso (no, la curiosidad no me ha dado matarili, si eso andan pensando) y encontré en ese mundo una vibra de vida muy particular.

Y oscura al mismo tiempo. Porque es innegable las bajas pasiones que se generan por los celos, la promiscuidad (uy!), el casual sex del día a día (o noche a noche). Porque los gays no dejan de ser hombres por género, por lo tanto, calientes.

Pero Genetic sigue siendo la mejor disco de Guate. Lo sostengo. Tiene tres niveles, se cobra la entrada que varía dependiendo del día, pero ya adentro, los precios son los justos, la música es buena y dependiendo de la época del año, hay espectáculos.

Ya sea la elección de Mister Gay, o Miss Travesti, o el show de talentos, es muy divertido ver ese pequeño pedazo del pie social, divertirse a manos, bocas y nalgas llenas. Esa disco queda en la zona 4, al otro lado del que en vida fuera, Cuatro Grados Norte.

Seguiré la otra semana con la segunda parte del tema, donde hablo de los finqueros perdidos que vi entrar a la susodicha disco, vistiendo botas, sombrero, bigote espeso y sendas .45 al cinto.

jueves, 4 de marzo de 2010

VIDA NOCTURNA: ZONA VIVA

La vida nocturna en Guatemala es un variopinto coctel donde se entremezclan opciones baratas como el hielo y caras como un Zacapa Centenario XO. En medio, de todo en la Viña del Señor.

Este sábado salí con la idea de untarme un poco de esencia contempo enchant nocturno. Es decir, fiesta electrónica, pasada de bar y luces. Gente bonita y buena música. Clubbing. Night diner. Vasos altos y contenido de colores.

Para empezar, la gente es fea. La aborrezco. Se toman el papel con tal vehemencia que me asusta esta sociedad de engasados. Guatemala es como vivir en un eterno baile de disfraces.

Me explico. El cuidacarros es un extorsionador con una linterna que dice donde parquearse. Cobra mucho para que él mismo no raye el automóvil, robe el contenido del mismo, rompa un cristal, pase a cuchillo las llantas.

El bouncer, seguridad del antro, es un tipo de pene pequeño que transpola sus traumas a una figura de autoridad que te ordena qué hacer, cuánto tiempo esperar en la fila, ver de pies a cabeza a tu pareja e inflar sus biceps como sapos. Se alimenta de las mentadas de madre mentales.

Todo para que te deje entrar a un bar - discoteca - restaurante de moda con gente saliendo por las ventanas, meseros insoportables roba cambios, cobradores de propinas como si te la hubieran mamado. Y que te dan un vaso de piñata lleno de cerveza por medio millón de dólares.

Compartir espacio con un tipo que baila con estertores parkisionanos que le pega a la pared, la mesa, los tragos, las caras de sus acompañantes, su novia, la del otro, al otro. Y empezaron los morongazos cuando se le abalanza a calmarle el baile a trompadas.

O ver frente a tu persona, a una perra flaca que frunce el ceño por todo: por la música, por su novio, por la otra que está bien buena, por el otro que está bien bolo, porque no quiere estar allí, porque no quiere estar en su casa. Es decir, la malcogida.

Estoicamente me dediqué a tomar notas mentales de esa noche que ahora les comparto, tratando de sacar lo mejor de ella cuando se me presentaba inaccesible. Comentaba con mi acompañante, una ex compañera de labores, que hay que disfrutar esto lo más que se pueda. A pesar de nuestros años y ser padres contemporáneos de sendos críos.

Salir de fiesta es una necesidad. Pero cuesta mucho cuando te la ponen tan difícil las mismas personas que están allí para brindar un servicio de acuerdo a las expectativas.

No entiendo cual es negocio en no dejar entrar a la gente que viene a consumir. Ya adentro, que el cliente se mate con su propia mano, algo que le beneficia de sobremanera al bolsillo del especulador, digo, el dueño del antro.

A quien no le importa que muchachos trabajadores se pasen una noche de puta madre jineteando la tarjeta o su efectivo. Invitando a sus amigos, a las chicas de la oficina para que se den cuenta que "él puede" y las cuentas no perdonan.

Lo aspiracional alcanza, a mi criterio, su cúspide cuando se trata de divertirse. Porque nada dice más de una persona en lo que gasta el dinero para "pasar el tiempo". Y de eso se habla, no que se invirtió medio sueldo en arreglar el auto para ir a trabajar, o curarse una larga enfermedad. Pero sí vale llenarse la boca hablando de la mega fiesta de la noche anterior.

Emulando así a los riquillos que se dan la vida grande pero en otros lugares, menos los atorados antros de wannabes que todos visitan (visitamos).

Volviendo al trabajador... 10 horas de fiesta para comer mierda 14 días antes de recibir la siguiente quincena, día que pagan la tarjeta o salen de deudas. Fijo que a fin de mes, luego de las penas pasadas, lo que se quiere es meterse guaro con tal de olvidar la parida que se ha pasado. Y vuelve la burra al trigo y el coche a revolcarse.

El DJ es cosa aparte. Hay varios estereotipos. El de bar discoteca que programa un desfile musical que abarca desde el más reciente top 5 Billboard, hasta clásicos de reaggetón de hace un mes. Bocinas estridentes y misión cumplida. Este más que DJ, es un cambiador de discos. O apachador de botones del iPod, para no verme tan out.

El otro es el pinchadiscos torturado. Es decir, aquel que se vive quejando que nadie entiende el verdadero arte de escuchar música electrónica. Que todo es un proceso, que la fiesta respira, es un ente vivo compuesto de individuos que siguen los designios de ese Moisés a través del desierto de la noche.

Y entonces somete a una tortura de beats lineales a los asistentes siguiendo su ¿visión? compartida nada más por aquellos que se sumergen en las cálidas aguas del Ecstasy. Los otros, nos aburrimos en la sobriedad sin MDMA. No todos son iguales, aclaro.

Eventualmente me he topado con DJ´s de la talla de Max Graham que me hizo la noche cuando vino a tocar. O Básico 3 y Francis Dávila. Los Raves del Castillo en su época dorada y/o Música 502. Otros nombres que se me escapan porque realmente, estoy desactualizado y no tengo idea qué suena ni cómo, en ese mundillo. Tampoco quiero saberlo.

Por lo tanto, sugiero un anteproyecto de ley donde la UNE reparta a los fiesteros bolsas solidarias donde nos regalen, agua, cerveza, cigarros, sicotrópicos, condones, mapas de la ciudad y Q300 para taxis. Digo, el esparcimiento está contemplado en los derechos humanos (Artículo 24), así que seguramente encontraré eco en todos aquellos amigos del asistencialismo politiquero. Creando así el programa "Mi Fiesta Progresa".

Resumiendo, la noche sigue siendo mística. Pero no sé si en mis pasados años de desenfreno hacía caso omiso a estos detallitos que tanto afectan mi calma de ahora. Calma en el sentido que me gusta pasarla bien sin las variables anteriores. Una casa, amigos y amigas, música a nuestro gusto y bebidas al antojo.

Salimos tan poco, concluimos con mi querida acompañante, que lo poco hay que gozarlo. Eso sí, concluyo para mis adentros, no en la zona 10. La Zona Viva es una mierda. Yo me quedo con el Centro Histórico y su oscuro misticismo.

El vago que cuida el auto lo hace por unos pocos quetzales, la comida es de primer nivel, las bebidas al alcance de cualquier bolsillo, la mística es orgánica, no plástica. Nadie te veda la entrada a ningún lado y los nictálopes son relativamente amables e interesantes. Eso sí, la gente sigue siendo fea.

Pero eso ya es cuestión genética y la culpa nuestra por no ir a parrandear a Milan, Barcelona, Tokio, Nueva York o South Beach. Y uno que es pobre, todo se le antoja…