Como siempre, llegué tarde a la antología. Digo, hasta hace tres días la tuve en mis manos y pude leerla al fin.
Aldeas mis ojos es una recopilación de los nuevos poetas, las voces más recientes en la lírica chapina, que fue publicada para esta edición del Festival del Centro Histórico. Contó con el apoyo de Grupo los Tres y del Banco G&T Continental.
De diagramación sobria, el librito (por tamaño, claro) se lee en una sentada de inodoro. Pero no se deja domar de una vez (al menos para los que descubren las entrelíneas) y es necesario regresar y leerlo varias veces. La selección estuvo a cargo de Alan Mills, y la presentación por Estuardo Cuestas Morales, presidente (imagino) del grupo automotriz patrocinador.
Cuestas, en un breve texto, demuestra que sabe tanto de poesía como yo de carburadores. Lego en el fenómeno poético, pero loable en su tarea de apoyo. Contrario con Mills, quien inicia la antología con un pequeño ensayo que deja sabor a más, y justifica el poemario de buena manera.
Esta nueva generación de poetas tiene características que les une en una tendencia, “apelan menos al efectismo (quizás también utilizan mayor cantidad de tropos, recursos y giros)”, escribe Mills en el ensayo.
Totalmente de acuerdo. La selección de los poetas también fue cercana a Alan, “Durante estos últimos años he tenido acceso a estas escrituras precisamente a través de una especie de taller creativo virtual, donde cada uno de ellos me ha hecho llegar su trabajo inédito […] juntos hemos ido elaborando ciertas claves que orientan esta nueva poesía. No tengo empacho en decir que mi selección de los poetas está en buena medida determinada por la amistad y/o relación que se ha originado en esa curiosidad mutua”.
Así que para aquellos que empiecen a alegar que es una mala selección de escritores, o que sólo los conocidos de Alan aparecen, que se jodan, una antología no es para quedar bien, es para mostrar lo que sucede en tal momento de la historia de la literatura de un país o movimiento. Y creo que aquí se logra muy bien.
Escribo esto desde mi postura de lector de poesía (mi género favorito) así que me tomé la libertad, luego de leer a los antologados, de hacer comentarios de cada uno de ellos. Conozco a algunos, no conozco a otros y fui sincero para mí mismo en lo que escribí de cada uno. No es por quedar bien o mal, no tengo ni un sólo interés en ello.
ROSA CHAVEZHay serias deficiencias en lo que a poetas mujeres se refiere (no me gusta la palabra poetisa, así que no la uso). Aparte de algunos nombres que eventualmente publican (Ale Flores, Regina Galindo, Ades Loukota) la poesía contemporánea es casi patria potestad masculina. Pero el nombre de Rosa Chavez se sobrepone a muchos “versistas” y gana en calidad y fuerza. Me gustan los poemas elegidos para
Aldeas mis ojos. La voz se forma y transforma en las diferentes situaciones que elige Rosa para escribir, las palabras están cuidadas y los versos limpios, mueven mucho. Una indispensable de estos tiempos.
PEDRO CHAVAJAYNo lo conocía como poeta sino como artista de la plástica, no me cautivaron los poemas y no me dijeron nada que no conociera tanto en fondo como forma. Es más, el recurso de la forma (acaso motivado por su trabajo visual) toma peso contra lo que se dice y el uso de las mayúsculas me ofrece ruido más que solución para el poema. Rescato el texto número tres.
MARVIN GARCÍAAparte de ser un excelente gestor cultural es uno de los mejores poetas que aquí aparecen. Los textos comunican, son limpios y no necesita de buscar innovaciones inútiles para mostrar sus momentos exactos del fenómeno poético. Son momentos limpios y eso se agradece. La temática atrae y se siente coloquial. El desarraigo se torna una búsqueda personal y no tanto de temática ni forma. El poeta busca explicarse a sí mismo el mundo, antes de explicarle al mundo quien es.
WINSTON GONZÁLEZEs un torrente Winston. Tiene mucha fuerza y se nota en los textos, dominan al lector, ofrecen misterios que nunca serán resueltos pero no importa porque están bien escritos. Hay música de la buena en sus letras. Prefiero leerlo que a escucharlo, así como escribe, habla. Su primer libro,
Los magos del crepúsculo, lo conocí mucho tiempo después de conocerle a él y la experiencia de leer sus poemas en la tranquilidad de la casa, absorberlos en solitario, es mucho más satisfactoria que escucharlos en una lectura de poesía. Prefiero los remansos que los rápidos.
ASTRID LOTTMANNSolamente me medio gustó el poema en verso, el último. El resto, los prosaicos, me aburrieron con tanto recurso. Hay mucha bulla.
LUIS MÉNDEZ SALINASCuando se abandona el verso y se hace prosa poética, hay que saber los límites entre lo que puede ser un buen texto y un monstruo. Luis, lo sabe porque presenta aquí tres buenos ejemplos con bastante intensidad y muy bien cuidados. El discurso lleva de la mano al lector hacia parajes, nuevas vistas, de temas tratados hasta la saciedad por la llamada generación de Postguerra guatemalteca.
JULIO SERRANOSu primer libro
Las palabras y los días, me sorprendió y me gustó bastante. Si tendría que decirle algo sería que es multimedia, o sea, que utiliza muchos recursos para escribir y armar sus textos con éxito (letras de canciones, citas, mayúsculas, negritas, etc). Y eso se agradece. El primer poema que aparece en la presente antología, ya lo conocía, el resto no. Toma (¿coincidencia generacional?) la prosa poética para presentar unos textos sobrios e intensos. Me suena a una nueva camada de poemas, a un giro en su obra.
EDUARDO SILVA ALVARADOSu aproximación a la poesía es lúdica. Leerlo es divertido, no aburre con ceremonias ni palabras rebuscadas, no busca la reinvención como cruzada literaria, se reinventa en su frescura. Sus poemas son como mantras, musicales y breves. Pero se pueden repetir y releer muchas veces que el peso armonioso de los versos no molesta.
GABRIEL WOLTKE
Creo que es el más joven que aquí aparece pero es de los mejores. Tiene mucha fuerza y los poemas casi son de primera intención, se intuye. Los referentes culturales muestran la búsqueda de la intensidad, sus versos, pequeños y contundentes, son los justos para los poemas. Me gustó el trabajo, espero el primer libro del cuate este.
ELISA ÁNGELDejé de último a Elisa, a pesar que es quien inicia la antología, porque es quien a mi criterio se lleva el show. Una voz profunda y grave la motiva, sus textos lo demuestran. No lo conozco, pero los poemas que aquí aparecen me hacen identificarme con ella. Su recurso para escribir es el gusto de hacer poesía; el gusto y la necesidad. La forma se adecua a su voz, no al contrario. La verdad vital de Elisa es agua fría, sin duda. El descarnio, la construcción de su palabra, las formas tan frescas, sorprenden y dejan ganas de conocer más de su obra, sus laberintos. Se puede reir de sí misma con la facilidad con que fusila verdades y mitos sobre temas tan clásicos como el amor o la virginidad o el uso de las drogas en las mujeres. Felicitaciones hasta San Marcos para ella.
ALAN MILLSEs el editor, recopilador y quien eligió los textos que aquí aparecen. Quisiera felicitarle por la selección que nos ofreció en
Aldeas mis ojos porque es una muestra de lo que actualmente se está haciendo en Guatemala y se está haciendo bien. Y si a alguien lo que yo dije anteriormente le cayó mal, recuerden que es una opinión y se acabó, hay textos que me gustan y otros que no, no es mi culpa. Es mi gusto, vaya. Consigan la antología a como de lugar porque está buena y es un documento importante. Creo que lo ¿regalan? en la Municipalidad de Guatemala. Alan, espero juntarnos pronto para echarnos un trago. Uno tras otro.